Cuestión de huevos, pitas y memez
Tres chicas están causando furor estos días en las redes sociales. No sé si porque despiertan simpatía, compasión o porque uno no puede evitar quedarse alucinado ante su mensaje. Las muchachas se dedican a salvar animales, y han montado una especie de santuario llamado Almas Veganas. Porque, claro está, son veganas.
Uno de sus acciones para contribuir al bienestar animal tiene como lema: "Los huevos son de las gallinas". Y bajo esa premisa, consideran que las gallinas no pueden estar con los gallos porque estos las violan. Incluso arrojan los huevos a las pitas para que estas se los coman y así "recuperen la energía que han perdido al ponerlos. Los huevos son de las gallinas. Comérselos es robárselos y financiar la esclavitud animal", sostienen. Flaco favor le hacen a la causa.
En los vídeos que han lanzado a las redes también defienden el lenguaje inclusivo y por eso hablan con la ‘e’: "Sabemos que les persones humanes son muy diverses y por tanto queremos incluirles a todes".
Siguiendo la misma estela, esta semana, un colectivo llamado Frente de Liberación Animal ‘liberó’ a 40 gallinas que poseían los okupas de un barrio de Vitoria, porque consideraban que el gallinero "daba legitimidad a la explotación animal".
Estamos alcanzando niveles de estulticia nunca vistos.