Por
  • Marisancho Menjón

Termitas

sijena
Exposición de los bienes recuperados por el monasterio de Sijena.
Rafael Gobantes

Cuando se abrió al público la sala donde se exponen los bienes de Sijena retornados, hubo quienes, desde Cataluña, afirmaron que en el monasterio las condiciones de conservación eran pésimas, que todo estaba mal y que las obras se iban a echar a perder en dos días. Lo repetían los medios, lo replicaban las redes, incluso hubo personal del Museo de Lérida, de quien se esperaría seriedad, que insistía en ello una y otra vez. Tan bien que habían estado en Lérida, y ahora los aragoneses las arruinarán porque no saben cuidarlas.

Dejando al margen el hecho de que en Lérida no hubo museo hasta 2007, y de que las obras de Sijena y de los pueblos del Aragón oriental estuvieron hasta entonces amontonadas en varias estancias del palacio episcopal, sin condiciones de conservación de ningún tipo, nos enteramos ahora de que la capital del Segre tiene un serio problema con las termitas. Tanto llevarnos las manos a la cabeza porque en Sijena las luces de los focos no eran led, y resulta que en Lérida hay plagas que devoran las obras de arte y hasta obligan a derribar edificios, como la emblemática casa que había hasta hace diez años junto al Arco del Puente, que pereció sin remedio.

La tabla gótica de San Blas de Algayón, en Lérida desde 1903 por orden del obispo Messeguer, ha tenido que ser trasladada al museo diocesano de la ciudad porque en la iglesia de San Lorenzo, donde se hallaba, hay termitas, muchas termitas que encuentran allí, según el párroco, un hábitat ideal para desarrollarse. Les sugiero que lleven la tabla a Algayón, donde se conservó durante 450 años sin problemas. Y sin plagas.

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