'Hasta el fin del mundo': la resistencia del western

En algún momento, alguien quiso decidir que el western era un género viejo y que ya no interesaba. Parecía que iba a ser así, pero, de repente, llegó su renovación. Surgieron todo tipo de relatos paralelos al género del oeste, llegó y triunfó el espagueti western y, después, fue el mismísimo Clint Eastwood quien supo darle un nuevo brillo con ‘Sin perdón’. En estos últimos años se ha hablado mucho del western crepuscular, aunque nadie parece ponerse de acuerdo sobre su significado, pero lo único que ha quedado claro es que el género resiste, tiene público y buenos creadores.

Como Viggo Mortensen, ese actor que tanto nos ha hecho disfrutar con sus magníficos personajes y soberbias interpretaciones y que, tras estrenarse como director con ‘Falling’, repite detrás de la cámara con ‘Hasta el fin del mundo’. Durante su reciente visita a Zaragoza, el director, guionista y también protagonista -son muchas las tareas que ha asumido en su segundo largo- dijo que este western está inspirado en el carácter independiente de su madre. Así es, independiente, fuerte, libre y dotada de una personalidad arrolladora la protagonista femenina de su película, una mujer que, a través de la estupenda interpretación de Vicky Krieps, se convierte en el elemento fundamental de la historia, mucho más que el personaje masculino -Mortensen-, contra lo que suele ser habitual en el género. Él es un hombre que volvió de una guerra larga y ella, una mujer que ha aprendido a sobrevivir en un mundo rudo y violento dominado por hombres. Se conocerán, se amarán y sortearán todos los obstáculos, hasta que otra guerra venga para separarlos.

Viggo Mortensen demuestra que conoce y domina las claves del western, pero también que no le es ajena la sensibilidad. La música envolvente, la fotografía espectacular, la creación de personajes, un cierto sentido poético, todo está aquí al servicio de una buena y muy interesante historia.