El cine del francés Bertrand Bonello sorprende por su mirada original, singular y transformadora. En su trayectoria figuran la cautivadora ‘Casa de tolerancia. L´Apollonide’, la arriesgada ‘Nocturama’ o la vudú ‘Zombi Child’. En ‘The Beast (La bestia)’ atrapa por su manera de concebir y desarrollar una historia sobre las vidas pasadas y los aspectos que se repiten modulados, como las vinculaciones a través de las épocas y el hecho de que en cada una de ellas la protagonista siente que algo no va bien. Un cauce de inmersión envuelto en un punto de partida futurista, definido por la inteligencia artificial y la intención de eliminar las emociones, y en la circunstancia de que Bonello se inspira libremente en ‘La bestia en la jungla’, el relato de Henry James. El autor ofrece una película compleja que se mueve entre lo que fascina y lo muy atrayente por su tratamiento narrativo y por lo que desprende Léa Seydoux.

El atípico prólogo con la actriz en medio del croma y la fiesta en la que se reencuentran Gabrielle y el personaje de George MacKay (en origen lo iba a interpretar el fallecido Gaspard Ulliel, a quien está dedicada la obra) dejan fijada una fuerte sugerencia. Esa primera descripción de la etapa que transcurre en París a inicios del siglo XX atrae por la unión que asoma y por la percepción acerca de la fatalidad que tanto condiciona a la mujer.

La articulación de Bonello relativa al año 2044 y a la ciencia ficción se aleja de lo habitual a la vez que resulta familiar por las aterradoras resonancias en torno a la frialdad aséptica de un mundo dominado por la IA. La carga extraña y los matices distópicos se extienden al tramo que acontece en Los Ángeles en 2014, adscrito al ‘thriller’ y con ecos que hacen pensar en David Lynch. A lo largo del proceso no pasan desapercibidas ni las conexiones (las palomas, la vidente, las muñecas, la pantalla verde) ni los cambios en el formato de la imagen.