Por
  • Luis Alfonso Bes

Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza: Fluido sinfonismo nórdico

La Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza.
La Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza.
A. D. Z.

Lo acometió con decisión. El ‘Concierto para piano en la menor’ de E. Grieg sonó emotivo, en general, en la interpretación del pianista Javier Montañés. Desde el principio el piano atacó con decisión la sucesión de octavas y acordes de la partitura, y la madera y la cuerda introdujeron bien el primer tema logrando un adecuado clima de lirismo. Montañés salió bastante airoso de la prueba de habilidad que supone la larga ‘cadenza’ del primer movimiento, aunque resultó algo excesivo su desmayo en el ‘ad libitum’ de algunos pasajes, en detrimento de la cohesión expresiva de la obra de Edvard Grieg. El pianista zaragozano mantuvo bastante tensión interpretativa en el adagio. Buen efecto, el conseguido en el lleno orquestal en el tercer movimiento así como el clima romántico logrado por la flauta en su registro agudo sobre el trémolo de la cuerda, enmarcando bien la interpretación de Montañés. 

orquesta sinfónica ciudad de zaragoza ***
Director:Juan Luis Martínez.
Pianista:Javier Montañés.
Programa:‘Concierto para piano y orquesta en la menor, opus 16’, de Edvard Grieg; y ‘Sinfonía nº 2 en re mayor, opus 43’, de Jean Sibelius.

Tras tan decidido inicio pianístico, el director Juan Luis Martínez y la cincuentena de músicos de la Sinfónica Ciudad de Zaragoza nos introdujeron en el mejor sinfonismo nórdico con Jean Sibelius. Su ‘Sinfonía n° 2’ sonó fluida en su primer movimiento desde el ‘staccato’ de la cuerda en el tema inicial. Una cuerda en una peculiar configuración de 10 violines primeros, 10 segundos, 6 violas, 6 cellos y 4 contrabajos. La trompa expresó abundante melancolía, que luego derivó a pasajes encumbrados aunque ese ‘fortissimo’ de los violines pudo haber sonado más ambicioso. El segundo y tercer movimiento tuvieron abundantes contrastes expresivos y despliegues sonoros. La agrupación sacó adelante con buen trazo, en general, los llenos orquestales del ‘finale’, del que recordamos la interpretación histórica que ofreció aquí la Sinfónica de San Francisco, en 2004, dirigida por Michel Tilson Thomas. No hubo bises.

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