Un monográfico mozartiano
La última sesión del XXVI Ciclo de Grandes Solistas ‘Pilar Bayona’ celebrada el miércoles, día 13, tuvo un emotivo prólogo dedicado al pianista zaragozano Pedro Carboné, recientemente fallecido. Miguel Ángel Tapia glosó su figura e invitó a la audiencia a escuchar la grabación que hizo el finado del ‘Estudio nº 1, Op. 10 en Do Mayor’, de Chopin.
Tras las palabras del director del Auditorio, el artista convocado para la sesión, bien conocido y muy apreciado por el público zaragozano, Josep María Colom, pronunció unas palabras de adhesión al homenaje y explicó los porqué de su programa dedicado en exclusiva a la obra de Mozart.
Con su habitual sensibilidad y dominio del teclado, inició el recital con la ‘Sonata en Si bemol Mayor, K. 333’, elaborando un ‘Allegro’ de controlada movilidad y minuciosa dinámica. Aplicó el ritardando en varios de sus compases con singular maestría. El delicado ‘Andante cantabile’ del segundo movimiento transcurrió de forma impecable en cuanto a su diseño armónico, concluyendo con un ‘Allegro grazioso’ de marcado acento lúdico.
La segunda obra del programa fue la ‘Sonata en Do menor, K. 457’. La exposición del ‘Molto allegro’ inicial fue pródiga en contrastes rítmicos, que el pianista subrayó con una elegancia no exenta de contundencia. Siguieron el ‘Adagio’ y el ‘Allegro assai’, destacando los trémolos en un caso y la encendida digitación en el otro.
La segunda parte comenzó con la ‘Sonata en Do Mayor, K. 545’, que lleva el sobrenombre de ‘Fácil’. Colom se ocupó de contradecir el apodo, interpretándola con una sucesión de floreos y exigentes ornamentos melódicos ajenos a esa denominación. Sonaron después el ‘Rondó en La menor, K. 511’ y la ‘Sonata en Re Mayor, K. 576’, inspirada en el estilo contrapuntístico de J. S. Bach.
Hubo dos propinas, con sendos fragmentos del maestro de Eisenach.
