'Anatomía de una caída': disección de tres seres heridos

Ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, ‘Anatomía de una caída’ es una interesante película que se inicia como una intriga criminal, pasa a ser el relato de un proceso judicial y, después de eso, se convierte en un análisis de la crisis de una pareja hasta derivar en los efectos devastadores que tiene en un hijo la mala relación entre sus padres.

Dirigida por Justine Triet, que debutó en 2016 con ‘Los casos de Victoria’, realizando poco después ‘El reflejo de Sibyl’, ‘Anatomía de una caída’ disecciona la historia de tres personajes heridos al abordar la historia de una pareja de escritores. Son padres de un hijo ciego y viven en una casa aislada entre las montañas, rodeados de nieve y soledad, la que necesitan, se supone, para trabajar. En una primera secuencia, a la que quizás se le da demasiada importancia y que de haber sido resuelta de otra manera habría ayudado a aligerar un metraje, para mí, excesivo, la protagonista es entrevistada por una joven que prepara su doctorado. Hay tensión, mucha, y una música atronadora. Poco después veremos a un hombre muerto sobre la nieve. Y comenzará todo.

Justine Triet construye una película muy rica en detalles, con secuencias magníficas y con ciertos análisis que llevan al espectador a la reflexión. También, creo que la directora y coguionista no puede o no quiere medir bien los tiempos narrativos, alargando situaciones que podría resolver con mayor agilidad y energía. La película marcha correctamente en su primera hora, pero es a partir de entonces cuando cobra más vida, fuerza, intensidad, cuando de verdad importa lo que les sucede a los personajes, especialmente a ese niño ciego que se confiesa ‘herido’ tras verse obligado a ser parte de un juicio en el que ha de escuchar los peores momentos de la historia de sus padres. Es ese crío el que, de pronto, se convierte en lo más importante para mí de una buena e interesante película.