Cuti Vericad: con la katana afilada

El samurai Cuti Vericad parece dispuesto a cobrarse su venganza; a salir de la oscuridad y del segundo plano para hacer morder el polvo a los malvados, a los faltos de fe, a los cortos de orejas, que durante muchos años no se han enterado de algo que por aquí era un secreto a voces. O sea, que Cuti es un músico y compositor de máximo nivel, que debería jugar en la primera división del rock nacional. El sábado, en la sala Oasis, dio el pistoletazo –o el katanazo- de salida para la andadura de su nuevo álbum, que supone el cierre de su trilogía del samurai, y por Akira Kurosawa que las armas están bien afiladas.

Una vez bien ajustado el sonido tras los primeros temas, Cuti y su tropa comenzaron a repartir leña a mansalva a través de piezas tan rotundas e incontestables como ‘Exterminador del futuro’, ‘El luchador’ o esa soberbia ‘La máquina de humo’ en la que Vericad traza su periplo vital con toneladas de emoción. Sonaron luego tres nuevas, ‘De vuelta a casa’, ‘Llévame contigo’ y ‘Con dignidad’, seguidas de ‘Las aventuras del astronauta Theo’, ‘Malcolm en la parte de atrás’ y esa joya absoluta que es ‘Nadar entre tiburones’, quizá una de las canciones que mejor definen, en todos los sentidos, quién es Cuti Vericad.

Otra nueva, ‘Yo solo quiero tu amor’, con claros guiños a AC/DC, más ‘Incondicional’, con Cuti solo al piano, precedieron a la traca final, con ‘Pequeño Jerry Lee’ y las dos piezas más destacadas –en mi opinión- del nuevo disco, ‘No siempre todo sale bien’ y ‘Big Sur’. Cuti dándolo todo –como siempre- y apoyado por una magnífica banda que suena como un cañón. El músico jaqués proclama que ‘La venganza del samurai’ es su mejor disco, y ahí disentimos, pero si sirve para que por fin se le abran las puertas del reconocimiento que merece, bienvenido sea. Hora es de que se le haga justicia. Aunque, como él mismo canta, “no hay fórmula secreta”.