El largo viaje de regreso al hogar. Un tipo de historia afín al cine familiar que también hemos visto con mascotas como protagonistas. Por ejemplo, en ‘De vuelta a casa. Un viaje increíble’, producción Disney de 1993 poco recordada pero presente en la niñez de más de uno. ‘Vida perra’ toma la premisa de aquel título (que era un ‘remake’ de una obra de 1963) cambiando totalmente de tono para entregarse a la gamberra incorrección. El lenguaje soez de los animales, los continuos gags sexuales y el recurso escatológico son las armas lúdicas de un tratamiento humorístico simbolizado en su hilarante idea de base: el perro Reggie desea volver donde su dueño para arrancarle cierta parte del cuerpo tras tomar conciencia de que lo ha maltratado y abandonado. Aunque las películas de este estilo corren riesgo de decaer rápido, sus ocurrencias, por mucho que vayan siempre en el mismo sentido, retienen la diversión y la simpatía.

El filme, dirigido por Josh Greenbaum, genera complicidad ya de inicio por su juego con el amor incondicional de los canes y con la cuestión de la perspectiva equivocada al señalar que el inocente Reggie no se da cuenta de la cretinez de su amo. La afinidad fluye también una vez el relato describe su experiencia callejera en compañía de los tres amigos que hace, cuyo vínculo se forja en una noche de excesos. En la aventura encaminada a la venganza destacan el alucinado momento de las setas y el pasaje de la perrera, recreado en el mal gusto. El encuentro final no defrauda y seduce por su delirante modulación.

Una propuesta así da pie al doblaje singular, vistoso pero con las inevitables licencias y el asunto de los famosos como reclamo. Santi Millán y El Monaguillo lideran nuestro reparto vocal en los papeles interpretados en la versión original por Will Ferrell y Jamie Foxx, comparación que habla por sí sola. Eso sí, el título escogido en España gana al estadounidense (‘Strays’).