Por
  • Enrique Abenia

'La monja II: el demonio nunca se fue'

Taissa Farmiga, de espaldas en 'La monja II'.
Taissa Farmiga, de espaldas en 'La monja II'.
Heraldo.es

Entre los numerosos alicientes que regaló la recordada ‘Expediente Warren. El caso Enfield’ (James Wan, 2016), aparece el hecho de que fue la carta de presentación de Valak, el demonio blasfemo y profanador en torno al que después se construyó ‘La monja’ (Corin Hardy, 2018). Este ‘spin-off’ de la historia base de la saga, establecido a su vez como precuela, supo canalizar la dimensión aterradora proyectada por la figura, ahora retomada sin generar la misma evocación en ‘La monja II’. Las plasmaciones elegidas para reflejar la presencia y la incidencia de la entidad maligna, salvo excepciones como la imaginativa secuencia de las revistas cuyas páginas se mueven hasta desvelar el siniestro rostro, no tienen la fuerza deseada.

La circunstancia no impide ver detalles en las maneras y la desenvoltura del director Michael Chaves, quien firma su tercer trabajo para el imaginario tras ‘La llorona’ y ‘Expediente Warren. Obligado por el demonio’, entrega que sigue siendo su mejor aportación. La decepción instalada tampoco significa que no haya momentos vistosos ni que no surja el entretenimiento, condicionado en todo caso por la afinidad rebajada.

'La monja II' **
Dirección: MIchael Chaves.
Guión:Ian Goldberg, Richard Naing y Akela Cooper.
Intérpretes:Taissa Farmiga, Jonas Bloquet, Storm Reid, Anna Popplewell, Bonnie Aarons.

Desarrollada en 1956, la secuela recupera los personajes de la joven monja con visiones, protagonista bien interpretada por Taissa Farmiga, y del francés trotamundos que le salvó la vida (Jonas Bloquet). Como dejaba claro el título previo relacionado, lograron derrotar al ser infernal pero este entró en el cuerpo del hombre, de ahí que la propuesta module desde el inicio el componente de la posesión. Dicha situación se conjuga con la dinámica de la investigación, de nuevo el rasgo vertebrador. El relato podría haber sacado mayor partido de ambos aspectos, en especial del primero. Ideas como la de que no haya una única representación demoniaca (la cabra) y las materializadas en la resolución, por fin con la esencia idónea, animan no obstante la implicación.

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