Por
  • Carmen Puyó

‘Indiana Jones y el dial del destino’: Y aquí termina la aventura

Phoebe Waller-Bridge y Harrison Ford, en un momento de la película.
Phoebe Waller-Bridge y Harrison Ford, en un momento de la película.
Heraldo.es

Mientras veía la última entrega de Indiana Jones, en los ratos en los que algunas de sus interminables y espesas secuencias de acción me hacían desconectar, mi pensamiento era: ¿tan necesaria era? ¿No hubiera sido mejor para esta saga cinematográfica y su extraordinario personaje que se hubiera cerrado con ‘Indiana Jones y la última cruzada’, para mí la mejor, junto a la primera de 1981, en la que la presencia de Sean Connery venía a rematar una faena gloriosa?

‘Indiana Jones y el dial del destino’ posee los mismos materiales de los que se componían las películas anteriores. Para empezar, Harrison Ford, que en la secuencia de apertura luce muy rejuvenecido (digitalmente) porque la aventura se sitúa inicialmente en el final del nazismo. El actor, que siempre será Indiana Jones para quienes siempre le hemos seguido, vuelve a ser el alma, el espíritu y el cuerpo de la historia, con una presencia enorme que mantiene, incluso, cuando volvemos a encontrarnos con él, malhumorado, en calzoncillos y con un bate de béisbol. Luego, una joven Phoebe Waller-Bridge, contrapunto fresco y ágil; y Mads Mikkelsen, ese actor siempre soberbio que hace crecer a sus personajes y que, esta vez, se transforma en un nazi que trabaja para la NASA. En torno a ellos, unos cuantos actores en papeles menores, como Toby Jones y Antonio Banderas, todos cumpliendo, aunque James Mangold, el director y coguionista, no haya logrado sacarles todo el provecho posible a sus secundarios, muchos de ellos desaprovechados o, también, innecesarios.

'indiana jones y el dial del destino' ***
Director: James Mangold.
Guión: Jez y John-Henry Butterworth y James Mangold.
Intérpretes:Harrison Ford, Phoebe Waller-Bridge, Mads Mikkelsen.

La sustancia del argumento es, en principio, tan rica como las anteriores: vamos de Arquímedes a los viajes en el tiempo y de los nazis a la América de los sesenta. Y el lujo de la producción es innegable, tanto como la banda sonora del gran John Williams. ¿Cuál es el ‘pero’: que, pese al estrépito, sus secuencias de acción no sorprenden y pecan de exceso de tiempo. Y, que la película en su conjunto creo que equivoca el ritmo y no consigue ni emocionar, ni apasionar.

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