El aventurero que pilotó desde Zaragoza la primera fotografía aérea tomada en España
Un libro recupera la memoria del aviador Leoncio Garnier, protagonista de pioneros vuelos y exhibiciones.
El pamplonés Miguel Guelbenzu ha recuperado en su libro ‘Pionero de la aviación. Leoncio Garnier’ la memoria de este piloto nacido en Francia y afincado en San Sebastián (Beaumont, 1881-Biarritz, 1963), quien, entre otras hazañas, fue el primero en cruzar los Pirineos por el aire, en 1912, o en sobrevolar las Islas Canarias, un año después. Y que hizo posible, además, la que se considera la primera fotografía aérea de España, fechada en los cielos de Zaragoza en vísperas del día del Pilar de 1912.
Esta imagen fue captada con la luz del atardecer sobre los entonces campos de Valdespartera, donde tuvieron lugar unas exhibiciones áreas en las que participaron Garnier y otro piloto, Henri Tixier. Aquel invitó a periodistas a subir a su monoplano. En la imagen tomada desde la altura del avión que guiaba, se pueden apreciar al público mirando, una caseta, un automóvil y una motocicleta: es la de un fotógrafo zaragozano que publicó abundantemente en las páginas de HERALDO DE ARAGÓN, Aurelio Grasa, a quien se atribuye esta placa, que es conservada en su archivo (aunque la autoría es discutida y también se ha dicho que fue obra del manresano Josep Gaspar i Serra, tesis que Miguel Guelbenzu ve plausible).
Leoncio Garnier fue uno de los intrépidos hombres que contribuyeron a popularizar la aviación. Volando donde nadie lo había hecho antes y también con exhibiciones como las de Valdespartera. Estas –se recuerda en el libro– tuvieron lugar del 6 al 11 de 1912: una Semana de la Aviación a la cual Garnier llegó en unas precarias condiciones de salud, recién operado de apendicitis y tomando morfina para aliviar los dolores.
En su monoplano Blériot XI (el mismo modelo con del que Louis Blériot había conseguido en 1909 la primera travesía del Canal de la Mancha), voló en Zaragoza, además del fotógrafo que tomó esa imagen de gran valor documental y entre otros, un periodista muy popular en su época, conocido por su seudónimo del Duende de la Colegiata. Y se cuenta que no pudo hacerlo el alcalde de la ciudad porque superaba el peso que podía soportar el avión.
Miguel Guelbenzu presentó su libro, que contiene abundante material gráfico, el pasado día 5 en la sede del Real Aeroclub de España, en Madrid. En sus páginas se habla de cómo Leoncio Garnier también construyó sus propios aviones o de que el primer campo de aviación español se estableció en el soto de Aizoáin, cerca de Pamplona, precisamente para posibilitar uno de sus vuelos.
Recuerda, además, que Garnier, quien acabó varias de sus aventuras estrellándose y con heridas serias, y que también destacó como piloto de coches de carreras, fue el primero en sobrevolar doce capitales de provincia españolas: Oviedo, Pontevedra, Palencia, Segovia, Pamplona, Soria, Albacete, Lérida, Castellón, Murcia, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria.
Todas estas proezas ocurrieron en apenas cuatro años, entre 1910 y 1913. Luego, registra Guelbenzu, Garnier se alistó con las fuerzas aéreas francesas en la I Guerra Mundial. Acabado el conflicto, prácticamente dejó de volar.
‘Pionero de la aviación. Leoncio Garnier’ es el fruto de siete años de trabajo. «Para la gente de la aviación era un piloto muy conocido, pero no había nada escrito sobre él», dice Miguel Guelbenzu. Su libro ha sido editado por la Fundación Infante de Orleans, dedicada a conservar el patrimonio aeronáutico español; un museo de aviones históricos en vuelo que mantiene vivos decenas de aparatos, algunos casi centenarios. En su web, regalafio.es, estará a la venta.
