Atacó con buenas dosis de ‘feeling’ el garboso primer movimiento. Mariano García al saxo cabalgó la retahíla de síncopas jazzísticas de la ‘Hot Sonata, para saxofón alto y piano’, de Erwin Schulhoff. Y lo hizo decidido, trazando líneas melódicas oscilantes que, tras un lúdicamente abrupto final marca de la casa Schulhoff, desembocaron en un segundo movimiento que, en interpretación de García, sonó cuajado de chispazos sonoros vivaces. Luego el saxofonista, profesor del CSMA, todo expresividad, recreó los aires de blues, deslizando diestramente los sonidos en esos ‘portamentos’ hacia las notas de destino, bien asistido por Juan Carlos Segura al piano quien, a tempo bien marcado, mantuvo un ritmo homogéneo. Rasgos interpretativos que el dúo mantuvo en el último movimiento, explayándose impulsivo hasta un final tan repentino y dotado de humor musical, que sorprendió a más de un oyente. Un humor musical propio de Erwin Schulhoff, quien ya en 1919 con su ‘Sonata erótica’ hizo que una soprano recreara sonoramente un orgasmo sobre el escenario.

Antes Víctor Parra y la OCAZEnigma, configurada como ensemble de viento con contrabajos y percusión, habían ofrecido ‘Concierto para violín, opus 12’, de Kurt Weill. Parra lidió con todas sus dificultades técnicas de las que salió airoso, en general; alternó bien, en el segundo movimiento con xilófono, trompeta (algo imprecisa en algún ataque), oboe y flauta; y el conjunto logró un feliz final.

También de Weill, la OCAZEnigma ofreció la exitosa suite instrumental de la ‘Ópera de los tres peniques’, cuyas melodías contagiosas fluyeron cadenciosas y cautivaron al público de la sala Galve. Grande, ese trombón introduciendo el popular tema ‘Mackie Messer’ (Mack the Knife), que luego repitieron como bis en este concierto coproducido por la Sociedad Filarmónica.