Dewolff: invasión neerlandesa

Será pura coincidencia, pero no es nada habitual que en dos días consecutivos actúen en la ciudad sendas bandas procedentes de los Países Bajos: el jueves recalaron en la sala Z The Mocks, un joven y entusiasta trío devoto de los sonidos sesenteros en clave de garage y beat, y el viernes fue el turno de Dewolff, otro trío neerlandés, bien conocido por la afición zaragozana desde su primera visita hace casi diez años, y que una vez más encandilaron a la parroquia en Rock & Blues Café con una poderosa descarga de rock netamente inspirado en los años 70.
La propuesta sonora de Dewolff tiene marcados tintes revisionistas, cierto es, pero desde luego los hermanos Pablo (guitarra y voz) y Luka (batería y voz) Van der Poel y Robin Piso (teclados) saben llevarla a cabo con indudable destreza instrumental. Su línea estilística parte del hard rock (con Deep Purple o Led Zeppelin como referentes), se adereza con buenas dosis de blues y recurre también a la psicodelia, el boogie rock sureño e incluso a pasajes progresivos, momentos en que a uno le vinieron a la cabeza sus paisanos Focus, aquella banda holandesa de la década de los 70 en la que guitarra y órgano constituían sus pilares sonoros.
Dewolff suenan energéticos y contundentes, pero cuando bajan un poco las revoluciones sacan a relucir matices y detalles de buena factura, así como cuando se enzarzan en largos desarrollos instrumentales. Impecables en ese aspecto, solo les falta algo más de ángel en sus composiciones para aspirar a mayores cotas de reconocimiento; pero en directo son un valor seguro para los aficionados al rock de otra época (y que no deja de mantener vigencia y atractivo). La sorpresa la pusieron sus compatriotas The Grand East, que abrieron la velada con una breve andanada de blues rock correoso y aguerrido que dejó el ambiente bien calentito.