cultura

José Ramón Ubieto: "La dignidad de una persona no desaparece con su avatar"

Es licenciado en Psicología Clínica. También, profesor de la Universitat Oberta de Cataluña y escritor.

Ubieto captura los escasos rayos de sol del invierno.
Ubieto captura los escasos rayos de sol del invierno.
José Miguel Marco

Psicólogo clínico y psicoanalista, y ahora gurú del metaverso con su libro ‘¿Bienvenido metaverso?’, José Ramón Ubieto charló la semana pasada en FNAC con miembros del Grupo de Psicoanálisis Contemporáneo del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (Coppa).

Usted interroga al metaverso. Pero, ¿qué es el metaverso?

Socialmente, una fantasía que nos promete huir a un mundo alternativo e inexistente, sin guerras, violencia de género ni amenazas climáticas. Comercialmente, una oportunidad para los negocios de futuro incierto. Técnicamente, una mejora significativa de aplicaciones de simulación, útiles en la industria, el ejército, la medicina o la educación, donde los gemelos digitales pueden ayudar a predecir escenarios de futuro o enseñar a profesionales.

Lo tenemos ya aquí, en nuestras mismas narices.

Ya lo vemos en muchos videojuegos y en algunas plataformas de manera discreta. Como herramienta global, tardará entre cinco y diez años porque tiene muchos desafíos técnicos, de seguridad, legales. Hoy visitamos aldeas interactivas sin conexión unas con otras. Mientras, y más pronto, utilizaremos cada vez más otras tecnologías como la realidad aumentada, la robótica o la propia inteligencia artificial.

Quizá no nos gusta este mundo y queremos irnos a vivir a otro...

No nos iremos a vivir allí porque el deseo de autenticidad del ser humano es muy fuerte y no acepta simulaciones de manera permanente. Lo usaremos a ratos, como hacemos hoy con internet y las redes sociales.

Psicológicamente, ¿cómo nos afectan estas propuestas?

El atractivo de estas tecnologías, que se agrupan en la llamada ‘web3’ (ahora estamos en la ‘web2’, la de las redes sociales), es que soñamos con escaparnos de la realidad, a veces mediocre. A todos nos gusta aumentar nuestras capacidades de visión, de escucha, de viaje, y estas tecnologías nos ayudan a ello. También explotan la necesidad que tenemos de controlar el entorno y nuestro cuerpo.

Es cierto...

Por eso llevamos esos relojes inteligentes que nos autoevalúan constantemente. La tecnología nos permite simular experiencias (deportivas, amorosas, turísticas…) sin movernos de casa y dejando el cuerpo a salvo. Si tenemos alguna dificultad para el vínculo, ellas nos tunean el avatar para ajustarnos al entorno virtual.

¿Qué riesgos encuentra?

Para los más vulnerables, como niños y adolescentes, la cantidad de atención que les requiere y que quitarán de otras actividades presenciales, necesarias para su crecimiento personal: estudios, deporte, familia, lectura. Para todos, la dificultad de preservar la privacidad, ya que la cantidad de datos sensibles (biométricos) que ofreceremos será cien veces superior a la actual. La seguridad tampoco estará garantizada y será el próximo escenario privilegiado para los ciberdelincuentes.

Peligro real en el mundo virtual...

Hasta la fecha, además, reproduce los mismos sesgos y problemas que hay en el mundo real: el 45% de las mujeres que visitan el metaverso sufren un acoso sexual.

Y los avatares, ¿sufren acoso?

Sí. Aunque se trata de figuras virtuales, nos representan. Su carácter inmersivo hace que la experiencia sea real, aunque distinta a la física. La dignidad de una persona no desaparece con su avatar. Los afectos de miedo, atracción sexual o euforia existen en el metaverso aunque sea de otra forma.

¿Cómo tenemos que posicionarnos ante este nuevo universo?

Heidegger decía que ante las novedades de la técnica nos conviene serenidad: acoger el misterio que traen, pero sin renunciar a nuestros principios, válidos en lo analógico (privacidad, responsabilidad, solidaridad...). Han venido para quedarse. Rechazarlas es una tentación lógica para los mayores, pero inútil para la sociedad. Lo que hay que hacer es corregir sus sesgos y analizarlas críticamente.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión