patrimonio

El retablo mayor del Pilar se somete a un proceso de "limpieza y de arreglos"

Ya se han instalado los andamios para mitigar los efectos del paso del tiempo y del atentado que sufrió la basílica en 2013.

El retablo mayor del Pilar, con los andamios, en la tarde de ayer.
El retablo mayor del Pilar, con los andamios, en la tarde del viernes.
Guillermo Mestre

Aquellos que acudan estos días a la basílica de Nuestra Señora del Pilar comprobarán que frente al majestuoso retablo mayor se hallan instalados unos andamios. El motivo es que el conjunto escultórico se someterá a un proceso de "limpieza" que propiciará que los operarios intervengan en esta joya artística que firmó el escultor Damián Forment entre 1509 y 1518.

Según confirmaron ayer a HERALDO fuentes eclesiales, "se quitará el polvo y el deterioro que provoca el paso del tiempo, se reafirmarán los barnices y se arreglarán algunos detalles que provocó la bomba que explotó en la basílica en 2013". Cabe recordar que el 2 de octubre de 2013 la explosión de un artefacto fabricado con una bombona de campin-gas en el interior de la basílica sobre las 13.45 ocasionó daños en los bancos próximos al coro del altar mayor, en la llamada Vía Sacra, donde estaba colocada la bomba por parte de los terroristas chilenos Mónica Caballero y Francisco Solar.

La tarea que afrontarán los especialistas está destinada a que el monumental conjunto luzca con todavía más esplendor, cinco siglos después de su instalación. Precisamente, en 1993 se inició un proceso parecido de restauración del retablo en el que se extrajeron "decenas de kilos de polvo" y en el que se consolidaron algunos de sus elementos, con un presupuesto de 50 millones de pesetas (300.000 euros).

Una joya de alabastro

El retablo se alza en la parte central del actual templo y está esculpido en alabastro de Escatrón y dedicado a la Asunción de la Virgen. Su construcción coincidió con la terminación de las obras del antiguo templo y pudo hacerse gracias a la aportación económica de Fernando II de Aragón y de su segunda esposa Dª Germana de Foie, que contribuyeron con unos cuatro mil escudos a la obra.

Tal y como explica Carmen Morte García, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, para el libro ‘El Pilar desconocido’ de HERALDO DE ARAGÓN, la contemplación del retablo mayor del Pilar abruma por su riqueza de imágenes y de mazonería. El conjunto, cuya iconografía profana marginal iguala la excelencia de las figuras religiosas, es una muestra del extraordinario artista que fue el escultor valenciano y esta obra maestra corresponde a su primer gran proyecto, que le dio fama, al haber conseguido uno de los retablos más importantes del siglo XVI de la plástica renacentista española. El retablo del Pilar se terminó de montar en los últimos días del mes de abril de 1518, excepto los guardapolvos.

En la predela están dispuestas siete escenas de izquierda a derecha: Encuentro de San Joaquín y Santa Ana en la puerta dorada, Anunciación, Visitación, Adoración de los pastores, Adoración de los reyes magos, Piedad y Resurrección, separadas por columnas con doseletes góticos que acogen estatuas de santos y apóstoles.

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