música

Luis Almau, un aragonés en la corte de Nick Cave

El músico, cuyo padre es de Boquiñeni, acaba de hacer una gira por EE. UU. con el australiano, con el que ha trabajado en sus últimos discos y película.

Almau, en la fábrica de sintetizadores Moog, en EE. UU, una foto hecha por Warren Ellis.
Almau, en la fábrica de sintetizadores Moog, en EE. UU, una foto hecha por Warren Ellis.
Warren Ellis

Aquellos que asistieron el pasado 11 de mayo al estreno en los cines Palafox de Zaragoza del documental de Nick Cave ‘This much I know to be true’ vieron en los títulos de crédito, como responsable del departamento musical y también como intérprete, a Luis Almau. Un apellido eminentemente zaragozano que daba claras pistas sobre los orígenes de dicho protagonista. Un indicio que confirma desde Londres, ciudad en la que reside desde hace dos décadas, este talentoso músico cuya carrera se está disparando como compositor de bandas sonoras de películas, como productor de importantes grupos y que acaba de realizar una gira de 20 fechas por Estados Unidos con el propio Nick Cave.

"Mi padre, José Luis, es de Boquiñeni. Mi madre, Amparo, es de Pontevedra. Me crié y crecí en La Coruña, pero recuerdo ir todos los veranos a Boquiñeni para ver a la familia, que sigue allí. Eran unas visitas muy deseadas por mí, pasándolo genial con mis primos. Zaragoza me parece una ciudad impresionante, disfruto mucho cuando la visito. Siempre que puedo, voy", explica.

En la infancia y en la adolescencia cultivó dos pasiones: la música y el baloncesto. Soñaba con emular a Steve Nash o Allen Iverson, pero también a David Bowie o Elvis Presley. "Siempre me atrajo la música. Mis padres me apuntaron al conservatorio, mi tía me regaló una guitarra y con mi primo, que es de mi misma edad, cantábamos y tocábamos juntos. En casa se escuchaban discos de los Beatles, Elvis, Paul Anka, el Dúo Dinámico, The Mamas & the Papas... Y de adolescente me metí en Guns N’ Roses, Led Zeppelin… En España siempre me gustó Bunbury. Pero el baloncesto me tiraba mucho", rememora.

A los 15 años, la crucial disyuntiva se decantó por una cuestión física. "Como no crecí lo necesario, me echaron del equipo de baloncesto del colegio y eso fue lo que hizo que me pasase todo el tiempo que tenía libre tocando la guitarra", comparte. Una vocación que fue fortaleciendo hasta adoptar la decisión de cursar estudios universitarios musicales en Londres, recién cumplida la mayoría de edad. "Pese a que mis padres estudiaron Derecho, lo recibieron bien y me apoyaron, aunque supongo que tendrían sus dudas. Con la música nunca sabes lo que pasará, pero sabían que era lo que quería hacer", prosigue.

El cambio de país y de entorno fue drástico pero no traumático gracias a esa confianza familiar. "Estudié en la Thames Valley University, que ahora se llama London College of Music, que está al lado de unos famosos estudios de cine con los que el centro tenía un convenio, y eso era maravilloso. Hice una carrera de tres años que me abrió el horizonte porque probé y aprendí muchas cosas, además de conocer a mucha gente, algo fundamental", reconoce. Paralelamente a lo académico, asumió otro aprendizaje más práctico. "Durante la carrera fui trabajando. Sobre todo de técnico de sonido en pubs. Aquello fue una buena escuela porque en una misma noche tenías a un cantautor con una guitarra y después a un grupo de ocho personas. Colaboré con una compañía ‘online’ de ‘samples’ y de ‘runner’ haciendo cafés en rodajes de películas. Cuando terminé en la universidad, el primer trabajo que tuve fue de editor de montaje de anuncios. Un día estaba haciendo un anuncio para un servicio de cine de Virgin y me hacía falta algo de música. La compuse yo y al día siguiente la presenté y la aceptaron. Aquello fue un punto de inflexión", aduce.

Cines, series, discos...

El siguiente paso fue comenzar a colaborar como ‘freelance’ con los prestigiosos estudios Soundtree, donde no tardó en ser contratado y donde permanece. Han sido y son el escenario ideal para dar rienda suelta a sus habilidades junto a prestigiosos artistas. "En estos años he hecho proyectos que jamás hubiera soñado. Una de las primeras películas en las que intervine fue ‘Under the skin’, de Jonathan Glazer, en la que fui el técnico de sonido, trabajando codo con codo durante varios meses con Mica Levi", revela.

Su currículo no para de engordar. Ha compuesto las bandas sonoras de los filmes ‘The man with four legs’, de Edward Christmas; ‘The Flipside’, de Marion Pilowsky; ‘Muerte es vida’, Ali Alvarez; y ‘Real’, de Aki Omoshaybi. También ha dejado su impronta en cortos nominados a los BAFTA y en series de Netflix como ‘Hit & Run’.

Sin duda, su vida cambió cuando se cruzó en su camino Nick Cave. "Lo conocí hace unos años porque vino a grabar un audiolibro titulado ‘The sick back song’. Unos meses más tarde me llamaron para grabar una canción suya para la segunda temporada de ‘True detective’. Allí es donde conocí a Warren Ellis, su mano derecha musical. Estuvimos en contacto y volvieron a requerirme para grabar el disco ‘Carnage’, en el que hice con ellos los arreglos y toqué en un par de canciones. Luego ejercí de productor en la música de Nick y Warren para el documental ‘Panthere des neiges’. Y también he trabajado en el disco de salmos ‘Seven psalms’, que lanzará Nick dentro de poco. Hemos hecho un montón de cosas juntos. Cuando surgió lo de la película ‘This much I know to be true’ me pidieron si podía salir yo en ella tocando con ellos. Además, mezclé toda la música con el director Andrew Dominik", relata entusiasmado.

El último capítulo de esta frúctífera relación es la reciente gira de 20 conciertos por Estados Unidos y Canadá, en la que ha tocado batería, bajo, teclados y coros. "Ha sido la gran gira de mi vida. Nick y Warren son dos genios. Nick es como aparece en el documental. Tiene sus momentos en los que te partes de risa con él y otros más introspectivos. Siempre me hace sentir parte del proceso de cualquier cosa que hagamos y me valora. Muchos artistas no hacen eso", concluye. El dúo Yazoo y Kylie Minogue son otros de los nombres que ha producido este creador gallego-aragonés de 37 años cuyo corazón habita en Boquiñeni.

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