Diego Escusol ultima su quinto álbum, ‘Sin tiempos que perder’, y recuerda a Joaquín Carbonell

El cantautor da un paso adelante y colabora con músicos como Joaquín Pardinilla, Gran Bob, David Casanova, Jesús Tabernas y su propio padre

Diego Escusol (Zaragoza, 1979) alterna el folk, la canción de autor, el rock y el pop.
Diego Escusol (Zaragoza, 1979) alterna el folk, la canción de autor, el rock y el pop.
Manuel Fernández Minaya.

ZARAGOZA. El músico aragonés Diego Escusol ya tenía cuatro discos –‘Cantautoradas’ (2012), ‘Vientos del aula’ (2015), ‘Pido la voz y la guitarra’ (2016) y ‘Un lugar donde volver’ (2016)– en el mercado y afronta el quinto ‘Sin tiempos que perder’ a través de la platafoma de micromecenazgo Verkami. Ya está en fase de grabación y saldrá en breve.

«Soy cantautor porque tengo la necesidad de expresarme a través de las canciones que escribo. Me gustan muchos estilos de música y no me adhiero a ninguno en particular. Un día tengo cuerpo de boleros con Eydie Gorme y Los Panchos, y al día siguiente necesito escuchar el ‘Larks’ Tongues in Aspic’ de King Crimson. En mi disco presento temas con estilos que van desde el folclore hasta el jazz, pasando por el rock o el pop. La música es una constante y una herramienta que utilizo en mi día a día incluso a nivel laboral», dice el músico.

"Soy cantautor porque tengo la necesidad de expresarme a través de las canciones que escribo. Me gustan muchos estilos de música y no me adhiero a ninguno en particular"

Afirma que con ‘Sin tiempos que perder’, desde un principio, ha querido producir un disco acompañado de otros profesionales y con temas pensados para ser tocados con banda, y romper con el binomio guitarra y voz. Apuesta por músicos bien conocidos como Joaquín Pardinilla, Roberto Artigas (Gran Bob), David Casanova, Jesús Tabernas o su propio padre José Ramón Escusol. «He querido dotar a mis temas de mayor carga musical. Esto nos permite resaltar el valor del músico, del instrumento y de la sinergia del grupo o banda en un momento en que la industria parece inclinarse por una música sin guitarras, músicos o cantantes que afinen por sí mismos».

El álbum se graba en los estudios Luna Nueva con dirección musical de David Marco. Consta de 16 temas y la maquetación del artista aragonés Emilio Lorente, diseñador gráfico con tres nominaciones a los Grammy Latino por trabajos con Zahara y Leiva.

"Me gusta hacer letras con contenido. Que digan algo, inciten a la reflexión o mantengan un discurso. Que me permitan expresar una protesta, una reivindicación o un deseo"

Escusol, además de sus propias letras, musicará tres poemas de los aragoneses Juan Leyva y Daniel Rabanaque. Rinde homenaje a Joaquín Carbonell con ‘Gracias por habernos dado el mar’ y a Jaca con ‘Aguas de cristal’, que suena ya en diversas plataformas.

«Por un lado me gusta hacer letras con contenido. Que digan algo, inciten a la reflexión o mantengan un discurso. Que me permitan expresar una protesta, una reivindicación o un deseo. A veces en forma de historias, otras de forma más explícita –dice Diego Escusol–. Por otro lado soy muy exigente con la métrica y la rima a la hora de componer. Creo que son parte de la musicalidad de las canciones. Si la métrica y rima coinciden con la melodía y la armonía, el tema es muy agradable de escuchar y de entender, siempre que se quiera contar algo, claro está».

Diego Escusol también escribe canciones infantiles, didácticas, que están recogidas en el disco ‘Vientos del aula’ y que, declara, «se están usando en muchas aulas de Aragón y de Illinois (USA). Es un público diferente y muy exigente por su gran sinceridad. Junto a Sara, mi mujer, hacemos un espectáculo infantil del mismo nombre y durante la pandemia subimos a Youtube algunos temas ‘dramatizados’ desde el salón de nuestra casa», cuenta.

En el disco parece evidente el influjo de Joaquín Carbonell. Diego no esconde su admiración por el cantautor: «La figura de Carbonell ha marcado a mucha gente, especialmente a todas las personas que le hemos conocido personalmente. Es curioso cómo se puede seguir conociendo más y más a una persona desde su ausencia y cómo, desde su recuerdo, sigue aportando y regalando momentos increíbles», observa.

Entusiasta de su obra y amigo personal de Joaquín, dice: «Para mí fue un verdadero honor que su familia quisiera que estuviese cantando las canciones de Joaquín en el homenaje de Alloza, su pueblo natal. Fue especialmente emotivo por la cercanía de sus seres queridos y de sus amigos».

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