cine

Rodrigo Cortés: "En las peores circunstancias, el arte siempre trae luz"

El cineasta y escritor gallego presentó el martes en los cines Palafox de Zaragoza su quinto largometraje, ‘El amor en su lugar’. Un acercamiento al gueto de Varsovia desde la perspectiva de un grupo de actores

El cineasta Rodrigo Cortés, en los cines Palafox.
El cineasta Rodrigo Cortés, en los cines Palafox.
Francisco Jiménez

Rodrigo Cortés (1973) hizo hueco este martes en su congestionada agenda para visitar los cines Palafox de Zaragoza y compartir una charla con los espectadores que asistieron al preestreno de su nueva película, ‘El amor en su lugar’, que desembarcará oficialmente en las salas el próximo viernes. Situada en 1942 en la Varsovia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, la historia narra las peripecias de un grupo de actores judíos que, al tiempo que buscan la manera de escapar del gueto, siguen representando cada noche la obra que da título al filme en el Teatro Fémina.

¿Cómo gestiona los nervios y la presión a dos días del estreno de ‘El amor en su lugar’?

Se parece un poco al rodaje en el sentido de que es tan agotador... Hay tantas cosas que solucionar y eres hasta tal punto poco dueño de tu agenda que no tienes otra opción que solucionar el siguiente balón que te lancen. En el fondo toda la presión y todo lo externo se te escapa. Eres consciente de eso semanas después.

¿Es la parte menos feliz de todo el proceso?

No es la que harías si eligieras, pero tampoco me quejo porque es síntoma de algo y es necesario.

¿Cómo le llegó la historia tan potente en que se basa la película?

Me llegó un primer borrador porque David Safier, el coguionista y escritor alemán, había dado con esta obra de teatro a la que la película homenajea en la investigación de otra de sus obras. Y compuso un primer borrador en el que una ‘troupe’ de actores representaba ese espectáculo en una noche cualquiera de 1942 mientras tenía que tomar una decisión a vida o muerte antes del toque de queda. Decidí leer todo lo existente sobre el gueto de Varsovia escrito dentro del gueto entre 1940 y 1943. No quería leer nada reciente ni nada escrito fuera porque genera muchas confusiones. Leí diarios, testimonios... Solo entonces comencé la labor de reescritura del guión hasta la versión definitiva, que es la que rodamos encendiendo una velita a Billy Wilder. Si en ‘Buried’ se la encendí a Hitchcock, aquí lo he hecho a Billy Wilder.

Existe una amplia filmografía sobre el gueto de Varsovia, pero una de las particularidades de su cinta es que lo cuenta desde el punto de vista de unos actores de teatro.

Ante todo es una película de actores, que son lo que son y hacen lo que hacen. Como saben todos los que se dedican al teatro, la función se hace pase lo que pase. Pocos paisajes se nos ocurren que el de la Segunda Guerra Mundial para tratar de demostrar que en cualquier circunstancia, por más funesta que sea, siempre hay alguien que enciende una cerilla en un rincón y que trae luz, aunque sea temblorosa y esté a punto de extinguirse. En las peores circunstancias, el arte siempre trae luz.

Es una demostración de que, incluso en las catacumbas del infierno, el arte y el conocimiento son sanadores.

Es así. Y no lo es porque el arte tenga una misión salvífica o sagrada, sino porque es incontenible. Es el modo en que el ser humano se expresa y, por lo tanto, se abre paso siempre, como hace la risa. Probablemente ese sea el motivo por el que en clase nos reíamos en el peor momento o por el que la gente se ríe en los funerales. No importa ni está sujeto a lógica. Simplemente forma parte de la expresión humana. Es lo que hace al ser humano humano.

¿La música, muy presente, se interpretó y grabó in situ?

Totalmente. La obra original sobrevivió, así como las letras de las canciones, pero no la música. Víctor Reyes recreó todas las canciones en la tradición escénica de finales de los 30, con ritmos de foxtrot, de swing, canción romántica, lieder de cabaret o sonoridades judías. No usamos nunca ‘playback’. Los actores cantaron siempre en directo.

Una vez más, como en ‘Buried’ o en ‘Red lights’, vuelve a dirigir a un reparto internacional, un hecho no muy habitual en el cine español.

Depende mucho de cada proyecto. Hay historias que demandan ser rodadas para el mercado internacional y el inglés es el latín de nuestros días. Es la única lengua que puedes utilizar tanto si haces una película de romanos como una de la Mafia en Sicilia. Lo fácil o difícil que sea depende de la calidad de los actores. En este caso el proceso era muy complejo porque queríamos actores poco conocidos para que no hubiera barreras entre los personajes y esa historia tan naturalista y el espectador. Tenían que ser excelentes actores, pero también cantantes excelentes. Por eso abrimos los cástines a toda Europa. En el reparto hay actores polacos, irlandeses, daneses, suecos, italianos, españoles...

Anteriormente ha dirigido a estrellas como Robert de Niro, Uma Thurman o Sigourney Weaver. ¿En qué cambia el rodaje?

Cambia antes, con los contratos, con la complejidad de más intermediarios en términos de producción.Pero nunca he trabajado con actores caprichosos. No han pedido toallas amarillas ni pétalos en sus caravanas ni pomelos recién arrancados. En el set, rodar es rodar, seas quien seas. Tienes que tener la antena para detectar la verdad fina para poder guiar esas emociones que los grandes actores no imitan, sino que invocan.

Su reciente novela, la exitosa ‘Los años extraordinarios’, nació de la lectura de las memorias de Luis Buñuel. Estando de visita en Aragón, ¿qué le sugiere la figura del calandino?

No solo estoy en Aragón, sino que tengo sangre aragonesa. Mi padre era de Alcañiz. Tengo fotos tocando el tambor allí. No sé si eso me hermana con Buñuel o no. El Bajo Aragón está muy presente en mi vida. Recuerdo aquellas semanas santas en las que me dejaban tocar el tambor siendo un niño. En cualquier otro lugar del mundo, si a alguien se le ocurre regalar un tambor a un niño, los padres se lo arrancan inmediatamente. Recuerdo que la primera vez que salí a tocar mi madre se pensaba que duraría 20 minutos e hice la procesión completa.

¿Y Buñuel?

Buñuel es uno de los grandes maestros y genios de la historia del cine. Si tuviera que mencionar a diez titanes, uno sería sin duda Buñuel. Sin ninguna duda.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión