El diputado jaqués Mario Garcés rastrea la "Marca España" en la Ruta 66: "Pretende ser el libro de 'no tenía ni idea'"

Mario Garcés (Jaca, 1967) es diputado del PP, jurista, inspector de Hacienda o actor y publica su sexto libro, en el que analiza el legado dejado por españoles, desde el siglo XVI al XX, en el recorrido de la Ruta 66, una invitación a descubrir la "Marca España" en el imaginario de una road movie estadounidense.

"La huella española en la Ruta 66" (Pinolia) pretende "rescatar la españolidad en Estados Unidos" y ser también "el libro de yo no tenía ni idea", según relata su autor en conversación con la Agencia Efe, en referencia a las quince historias, desde Chicago a Los Ángeles, que recorre en sus páginas.

Garcés destaca el testimonio, ficcionado, de un asturiano en las revueltas del 1 de mayo, o el papel de Rafael Guastavino, un arquitecto valenciano clave en la geografía de Nueva York, un "pícaro moderno" que patentó una bóveda que en España se usaba "desde tiempo de los romanos".

O la de Prudencio García, el primer árbitro estadounidense que pitó un mundial de fútbol que en realidad había nacido en Asturias. También cuenta Garcés que el payaso más famoso de principios del siglo XX, Marcelino, nació en 1987 en Jaca, como Garcés, aunque ni en Aragón era conocido (pasaron casi cien años hasta que el periodista de HERALDO DE ARAGÓN Mariano García recuperó su azarosa vida).

Por las páginas de su libro deambulan también un tío de José Luis Moreno, el ventrílocuo señor Wences, por Wenceslao, que tiene calle en Broadway, o las vivencias en Hollywood de Enrique Jardiel Poncela o de Edgar Neville o el exilio de Ramón J. Sender en Albuquerque.

Viaja también Garcés al siglo XVIII para sacar de una leyenda negra, a su juicio injusta, a Junípero Serra, que era evangelizador en la Alta California".

Decimos que era un sádico, pero era un evangelizador, no le gustaba ir con soldados, y andaba él solo, la evangelización la hacía mediante el trabajo", dice Garcés de un personaje al que ve "incómodo para quienes están en el revisionismo histórico".

Este diputado del PP y ex secretario de Estado y exconsejero aragonés admite que "como en cualquier proceso de ocupación territorial" hay "zonas de sombra y zonas de luz" en el papel de los españoles en América, aunque en su libro ha preferido centrarse en las segundas.

Dos factores explican para Garcés que la memoria de los españoles en Estados Unidos sea desconocida: el borrado hecho por colonos anglosajones en el siglo XIX, a los que acusa de alimentar la "hispanofobia y la leyenda negra que, asegura, llevó a la crisis en Cuba y el "autoborrado" vivido en España en el siglo XX, en alusión al periodo de dictadura.

"Tenemos que conocer el pasado para reconocernos en nuestro presente. Resulta dramático la escasa capacidad que tenemos de conocernos", señala Garcés, que en su libro mezcla un proceso de documentación sobre la historia con relatos y diálogos ficcionados.

Entre la ficción, la propia Ruta 66, que no ha hecho, pero que evoca como un mito útil para vehicular historias de un libro en el que el exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, ve una muestra de la España que "intentamos dar a conocer fuera de nuestras fronteras, pero es también la que deberíamos conocer y apreciar todos los españoles". Una suerte de Marca España.

Además de escribir, Garcés está inmerso en el rodaje de su tercera película, la adaptación cinematográfica de "La piel del tambor", donde interpreta a un párroco. Dice que en los rodajes "solo hay interpretación" pero que si quien sube a la tribuna en el Congreso "solo interpreta un papel, tenemos un problema".

Y se define como un "tipo raro en política", que busca demostrar que todavía hay representantes que tienen "carga intelectual", "una vis humanista que hay que mantener".