El legado de la violería aragonesa, declarado Bien de Interés Cultural

Zaragoza fue un referente en la construcción de instrumentos musicales desde mediados del siglo XV.

Dos de los integrantes de la actual Escuela de Violeros de Zaragoza
Dos de los integrantes de la actual Escuela de Violeros de Zaragoza
Raquel Labodía

El Gobierno de Aragón dio el visto bueno a la Declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial del legado de la violería aragonesa. La Dirección General de Patrimonio Cultural reconoce de esta forma los valores históricos, artísticos, musicales, organológicos e inmateriales que concurren en esta disciplina.

La violería, o arte de construir instrumentos musicales, fue un fenómeno urbano común a varias ciudades: Zaragoza, Toledo, Sevilla, Granada, Madrid, Barcelona, Valladolid, Valencia, Lisboa, México... Zaragoza destacó entre ellas en un periodo concreto situado entre mediados del siglo XV y principios del siglo XVI. Esta manifestación reviste valores patrimoniales diversos de gran interés histórico, cultural, artístico y sociológico.

Las fuentes documentales acreditan la presencia de numerosos talleres, y la iconografía del ámbito aragonés es abundante en representaciones minuciosas de diversas tipologías durante este período. Sus producciones atendían la demanda local y se incluían en los circuitos mercantiles de proyección internacional. Las mismas fuentes escritas y la iconografía testimonian aportaciones claves de la violería aragonesa para la posterior evolución de diversas familias instrumentales.

Las tempranas representaciones de instrumentos ovales con estrechamientos laterales en el ámbito aragonés despertaron el interés de los investigadores. Son imágenes valiosas como documento que acredita el desarrollo de una solución innovadora en la familia de la vihuela de arco, pronto adoptada por la viola de gamba y compartida, en ocasiones, con algunas vihuelas de mano.

En reconocimiento al papel de los violeros aragoneses en este proceso, algunos investigadores prefieren denominarla como cintura aragonesa. Este avance también fue un precedente en la definición del cuerpo de violines, violas, violonchelos y contrabajos, marcando la personalidad de millones de instrumentos en siglos posteriores y hasta la actualidad. Asimismo, los violeros aragoneses contribuyeron al surgimiento de las familias de la vihuela de arco vertical, precedente de la posterior viola de gamba.

Referente europeo

Zaragoza es la ciudad europea con mayor número de violeros documentados en las últimas décadas del siglo XV y principios del XVI. Muchos de ellos eran mudéjares, activos en los talleres agrupados en la aljama de la ciudad, en un tiempo presidida por su alcalde Mahoma Mofferriz, afamado constructor de claviórganos.

La presencia mudéjar fue clave para la transmisión del legado andalusí hacia Europa. Los trabajos de taraceado y marquetería son claro ejemplo de esta pervivencia. La lacería instrumental se interrelacionó con la arquitectónica y escultórica.

En la línea que preconiza y valora la Unesco sobre la transmisión del bien inmaterial a las generaciones venideras, la actual Escuela de Violeros de Zaragoza es una iniciativa que persigue la recuperación del patrimonio aragonés del período de referencia.

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