Cristina Morales "Si la vida va a ser igual que antes de la covid, no creo que haya nada que celebrar"

La autora de ‘Lectura fácil’, obra ganadora del Herralde de Novela y el Nacional de Narrativa, presentó en Zaragoza la reedición de dos de sus novelas en Anagrama.

CRISTINA MORALES ( PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA ) / 24/06/2020 / FOTO : OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]]
Morales, ayer, en la librería La Pantera Rossa
Oliver Duch

Una de los libros que ha vuelto a publicar es ‘Introducción a Teresa de Jesús’, un encargo alejado de su literatura.

Lo percibí, efectivamente, como un poco alejado, pero luego lo hice mío. La anterior editorial que publicó esta obra la tituló por imposición ‘Malas palabras’. Por eso ahora lleva el título que yo propuse y con el que la editorial Lumen no estuvo de acuerdo. El encargo llegó con motivo del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa. En ese momento, la editorial quería lanzar el libro de la vida de Santa Teresa, junto a una visión de una escritora más joven sobre la figura de la santa y pensaron en mí. Fue una tarea de investigación y de descubrimiento de una figura capital también para mí como escritora.

En su otra obra reeditada, ‘Los combatientes’, intercaló textos que algunos críticos identificaron como parte del ideario del movimiento 15-M, y que pertenecen a Ramiro Ledesma...

Es superdivertido y muy revelador. Muchas políticas de la actualidad proceden de aquellos planteamientos ideológicos de Ledesma. Ante ese negacionismo de que venimos de ahí ocurren estas revelaciones, estos chistes, que un discurso de Ramiro Ledesma pueda ser tomado por el que se podían lanzar en las plazas con el 15-M.

Una invitada dijo hace poco en un programa de radio que ahora los políticos gobiernan para estar, en lugar de estar para gobernar. ¿Coincide con esta opinión?

Está muy bien dicho eso. Era algo que ya nos enseñaban en Ciencias de la Administración, una de las asignaturas que estudiamos los alumnos de Ciencias Políticas. Ya desde bien jovencitas nos decían que si hay un objetivo de poder común y compartido y universal, desde un lugar de teorización de la Ciencias Políticas, es el de llegar al poder y mantenerse. Ese es el objetivo de quien alcanza el poder: mantenerse. Permanecer ahí. No estoy descubriendo América, es algo que se da por hecho en la esfera del orden académico. Eso que dice es como un aforismo que comparto. Independientemente del signo político, por supuesto.

En su novela ‘Lectura fácil’ habla sobre la discapacidad intelectual desde la cercanía. ¿Trabaja con personas de este colectivo?

No trabajo porque sea monitora o profesora, sino que he bailado con personas mal llamadas con discapacidad durante muchos años. Ahora menos, porque tengo más ocupaciones con lo literario, pero durante años he sido compañera de elenco a un nivel de igualdad en tanto que bailarinas de un mismo espectáculo o alumnas de una misma clase.

«La discapacidad nace en la mirada del otro», dice Javier Moro en uno de sus libros.

Esa frase es muy famosa en los ámbitos de la discapacidad, pero parece que con las personas mal llamadas con discapacidad solo se pueda trabajar, quiero decir que yo tengo amigas y amigos con los que me voy de marcha. Como son un sector de la población tan invisibilizado parece que el acercamiento a ellos solo puede ser a través del trabajo, el cuidado o la tutela. También nos podemos relacionar desde el placer y de hecho lo hacemos.

Las mujeres con discapacidad intelectual sufren doble discriminación...

Sin duda, igual que podríamos decir de la mujer racializada, de la mujer migrante. En ‘Lectura fácil’, el personaje de Marga lo encarna muy bien porque ella es una persona tachada por la administración pública como discapacitada, sobre la que van a recaer medidas de control de su cuerpo y su sexualidad tan radicales como la esterilización forzosa, que es una práctica muy extendida. Alrededor del 80% de las esterilizaciones forzosas que se hacen a personas incapacitadas judicialmente son a mujeres.

¿Los premios y los reconocimientos obligan a hacer concesiones, a entrar en el juego de la promoción literaria?

La promoción es trabajo, ojalá fuera un juego. Es salir de mi casa para dejar de escribir y hacer otra cosas que es un acompañamiento de mi obra, el cual yo soy muy libre de no hacer, como también sé en qué circuito están los libros. Y las librerías, que tienen que hacer actividades para poder darle salida y venta a las obras, y muchas veces eso pasa por la explotación de la imagen de la autora o del autor. Ya me he dado cuenta de que esto es así. Sabiéndolo, siendo consciente, puedo decidir cuánto de mi tiempo dedico a eso, cuánto de exposición le doy a esta tarea laboral que es accesoria de la escritura. Lo primero es escribir, qué duda cabe, pero la promoción también es muy importante.

¿No le dan vértigo las expectativas a la hora del éxito que pueda tener su próximo libro?

De momento no estoy escribiendo ninguna nueva novela más allá de fragmentos, encargos, relatos y teatro. No me siento presionada. Estoy muy tranquila con la promoción de estas dos obras reeditadas, pero para mí son claramente esferas de servidumbre diferentes. Intento que la de la escritura sea una obligación como mucho conmigo misma. Cuantos menos patrones, mejor.

¿Cree que ‘Lectura fácil’ es un libro apto para cualquier lector?

Naturalmente que sí, ahora está siendo traducido a varias lenguas: inglés, italiano, francés, alemán y griego, de momento.

Hay conceptos que usted cuestiona. Entre ellos la normalidad, sin ir más lejos.

Parece que la palabra normalidad sea algo bueno y más ahora, con eso de que estamos viviendo con la nueva normalidad. En diversos ámbitos se habla de normalizar la vida de las personas como algo intrínsecamente bueno, pero se nos olvida que la normalidad es la explotación en el mundo laboral, la violencia hacia las mujeres, las personas transgénero... Haríamos bien en renombrar, sin etiquetar, llamar a las cosas por su nombre y no hablar de la vuelta a la normalidad como si fuera la llegada a Ítaca. Si la vida va a ser exactamente igual que antes de la covid, no creo que haya nada que celebrar. Recuperaremos pequeños placeres, pero seguiremos en las mismas luchas.

¿La literatura influye en su danza y viceversa?

Totalmente. Mientras estoy bailando puedo imaginar fragmentos que serán escritos y al revés, puedo estar escribiendo y visualizando el movimiento.

El pasado año estrenó ‘Catalina’, un espectáculo que tiene su origen en ‘Lectura fácil’. ¿Volverán pronto a los escenarios?

Tuvimos que parar por el coronavirus, como tantas compañías, pero ahora vamos a recuperar muchos de los bolos, lo llevaremos a Madrid, Valencia, Francia...

¿Y Zaragoza?

Nos encantaría que nos llamasen para venir aquí, claro. Ahora también estamos con una nueva pieza que ya llevamos girando y que de momento la hemos llamado ‘La mártir Felícitas’.

¿Qué autores son los que más le inspiran?

Una autora que combina y lleva hasta el límite las posibilidades de lo literario y de lo escénico es la dramaturga Angélica Liddell, Para mí, ver a Angélica Liddell en escena es alimentarme. También a la filósofa María Galindo, que también es artista grafitera. Y en algún momento devoré todo lo que caía en mis manos de Roberto Bolaño.

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