A Soledad Puértolas también le gustan los insectos palo

La escritora aragonesa inauguró el colegio que lleva su nombre en Valdespartera y recibió un oceáno de cariño de los alumnos

"Gracias por venir/a esta inauguración./De parte de todo el cole/te queremos un montón". Los alumnos del colegio Soledad Puértolas, que ha abierto este año sus puertas en el barrio de Valdespartera (calle Isla del Tesoro, 41) vivieron este martes una jornada especial y recibieron en sus aulas la visita de la escritora que da nombre al centro. Puértolas, que en algunos momentos se emocionó, les pidió: "Pensad, reflexionad, inventad historias, dejad volar vuestra imaginación. Me tendréis siempre a vuestra disposición. Que seáis felices, hagáis muchos amigos y la vida os enseñe cada día cosas nuevas".

Para la escritora aragonesa también fue una jornada especial. Llegada de Madrid para inaugurar el colegio que lleva su nombre, se encontró con el cariño de la muchachada desde el mismo vestíbulo, donde un mural recogía lo que los alumnos (300 de Educación Infantil y dos cursos de Primaria) piensan de ella.

A su llegada, la escritora, a la que acompañaron algunas amigas de cuando ella iba a clase en un colegio de monjas zaragozano, se mostró ya emocionada. "El colegio es una realidad de mi vida -dijo- y ahora ese recuerdo tiene que convivir con otra realidad, la de este colegio. Voy a estar a su disposición para todo en lo que pueda colaborar. La verdad es que estoy en estado de shock. Me siento muy honrada, la verdad. El colegio de monjas donde yo estudié era enormemente distinto a este; también aquella sociedad, muy clasista, era muy distinta".

Fue el preámbulo de una mañana intensa. Recibida por el director del centro, Luis Manuel Hernández Rubio, que ofició de anfitrión, y por el presidente aragonés, Javier Lambán, la escritora protagonizó anécdotas a cada paso que daba. En la primera clase en la que entró, donde la profesora Noelia Alfonso ha colgado fotografías de Klee y Kandinsky, inquirió: "¿Venís contentos?". "Siííííííííííí", respondían los chavales. "¿Y os váis contentos?", repreguntaba. "Sííííííííííííí´". "Pues eso es lo verdaderamente importante, que volváis a casa contentos por todo lo que habeis aprendido". 

Uno de los niños, Matías, protagonizó la escena de la mañana, al enseñarle a la escritora los insectos palo del terrario y hablarle de ellos. En la clase de Irene Tambo la recibieron coreando (y casi coreografiando) su nombre, y en la de Esther Abril volvió a recomendar a los muchachos que estudien y dejen volar su imaginación. Visitó también el huerto, que espera aún recibir el fulgor primaveral, y, antes de hacerse una foto final con todos los alumnos y autoridades de Educación (a la cita acudió, entre otros, el consejero Felipe Faci) fue al comedor, se interesó por el menú de los niños y tuvo un encuentro con ellos. Allí fue donde Daniela y Vega le recitaron la poesía y le entregaron un ramo de flores. El director del centro  tomó la palabra para resaltar que la educación que se imparte allí (el colegio es bilingüe) pone el acento en el compromiso social, el respeto a la Naturaleza y todo tipo de artes, desde la literatura a la música. 

Soledad dijo estar "aplastada" por el cariño recibido y anunció que no iba a leer el discurso que tenía preparado y llevaba en la mano. Quiso hablar desde el corazón. "En el colegio se aprenden cosas que no se aprenden en casa -les dijo-. Disfrutad muchísimo. Me tendréis siempre a vuestra disposición".

Para cuando Lambán tomó la palabra, el patio de butacas, pese al esfuerzo de las profesoras, que se afanaban buscando calma, ya no estaba para discursos. Y el presidente aragonés, que lo entendió, supo abreviar. "Dentro de unos años tendréis que elegir vuestra profesión: seréis abogados, agricultores, bomberos o arquitectos. Seréis lo que queráis, pero todos tendréis algo en común y es que vuestros profesores, junto a vuestros padres, se habrán convertido sin duda las personas más importantes de vuestras vidas. Les recordaréis con cariño. Y alguno o alguna de vosotros quizá sea escritor. Y os sentiréis orgullosos de haber estudiado en un colegio que llevaba el nombre de una novelista tan importante como Soledad Puértolas". 

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