Rosa Blasco: "Quien solo es científico no tiene una visión global"

Planeta le abrió las puertas del mundo editorial al publicar su primer libro. Esta alcañizana lanza ahora su segunda novela, ambientada en el Bajo Aragon.

Rosa Blasco, en su casa, ante un cuadro de Edilio Mosteo.
Rosa Blasco, en su casa, ante un cuadro de Edilio Mosteo.
Sara Monzón

Le han publicado dos novelas en papel en los últimos dos años. ¡Con lo mal que está el mundo editorial!

Lo difícil es entrar. Tuve la suerte de que una gran editorial como Planeta publicó mi primer libro, ‘El sanatorio de la Provenza’, y eso me abrió muchas puertas. Ahora, una editorial aragonesa, Mira Editores, se ha fijado en mi segundo trabajo.

‘El sanatorio de la Provenza’ va ya por su tercera edición. También es mérito tratándose de un autor desconocido.

Sí, ha tenido un cierto éxito y estoy muy contenta. Solo del libro electrónico vendí mil ejemplares y en papel también se vende bien. Eso me dio fuerzas para ir a por mi segunda novela. Pero no es fácil, hoy en día escribe muchísima gente y cada vez se lee menos. Hay mucha autopublicación, uno va a una imprenta o a una editorial de autoedición, se paga su novela y ya está, sale al mercado.

¿Cualquier día cuelga la bata blanca?

No, no, eso imposible. Me encanta mi profesión de médico de familia. Siempre digo que la medicina es mi vocación y la literatura, mi pasión. Además, hoy en día, muy pocos escritores, ni siquiera de los consagrados, viven solo de sus libros. Casi todos hacen colaboraciones con periódicos y revistas para tener una entrada mensual.

¿Su trabajo como médico le deja tiempo para la inspiración?

Claro, en mis ratos libres, en lugar de hacer otra cosa, escribo, igual que otras personas tienen otras aficiones. La medicina requiere tiempo, como otras profesiones, pero yo voy sacando.

¿Cómo es posible tal maridaje entre medicina y escritura?

No es tan difícil. Durante toda la historia ha habido muchos médicos que han cultivado otras ramas del saber. Yo nunca me he quedado en la medicina. Quien solo se dedica a las ciencias no tiene una visión global del mundo.

¿Tiene entre sus ídolos a Pedro Laín Entralgo, también del Bajo Aragón, como usted, y médico humanista?

Laín Entralgo es el gran maestro, el gran humanista, un pensador, un modelo para mí en cuanto a que la medicina está ligada a la sociedad y al saber en general.

¿Le son útiles sus vivencias con los pacientes a la hora de escribir sus novelas?

Ser médico de familia me ayuda a ver la vida diferente, a conocerla en profundidad y eso me es muy útil para caracterizar mis personajes y crear una historia.

Por curiosidad, ¿qué le dicen los pacientes de sus libros?

Son mis grandes fans. Se alegran mucho y vienen a la consulta con ‘El sanatorio de la Provenza’ bajo el brazo para que se lo firme. Tengo preparado en la bata un rotulador especial.

En su primer libro había referencias a su tierra natal, el Bajo Aragón, pero en el segundo, ‘La sangre equivocada’, es, directamente, el escenario en el que transcurre la trama. ¿Tiran las raíces cuando uno vive fuera?

Pues sí, estoy muy contenta en Navarra, que es una gran tierra, pero soy aragonesa y he ambientado ahí la novela. Las raíces son importantes en los seres humanos.

Acude a los convulsos años 30 en España. ¿Por qué le atrajo esa época?

En el Bajo Aragón, concretamente en la zona de Alcañiz, ocurrió algo singular que no ha pasado en ningún otro sitio del mundo. Los anarquistas –antítesis del poder por definición– toman el poder y proclaman la revolución libertaria. Creí que había que contarlo. Eso, y que en una ermita medio abandonada del pueblo de mi padre, Aguaviva, encontré un grafiti que decía ‘Batallón Lincoln-1937’ y un nombre americano. Vinieron a mi mente las Brigadas Internacionales en apoyo a la Segunda República Española y pensé ¡qué historia!, ¡qué novelón!

Pero la suya no es una novela sobre la Guerra Civil.

No. He revisado toda la década de los años 30 del siglo XX. La guerra es solo el telón de fondo para contar la historia de una chica humilde del pueblo que pasa de la niñez a la edad adulta transformándose en una valiente. La mía es una novela de emociones, de mucho amor y pasión. El lector va a sufrir.

¿Recoge el mito de Agustina de Aragón?

Pues, no lo había pensado, pero me encanta, porque hoy en día, y lo remarco en la novela, la valentía no está valorada en nuestra sociedad, como tampoco lo está la bondad. Tendemos a ser cobardes. Y mi protagonista es valiente y buena. Una buena aprendiz de Agustina de Aragón.

En sus dos novelas mira al pasado con tintes dramáticos y épicos. ¿Se le resiste el presente?

¡No se me resiste! La siguiente, puede que sea sobre el presente.

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