Fontanería
Fontanería? Llamo porque se me ha atascado la fregadera». «No, no hace falta que me indique su tarifa, no le remuneraré económicamente. Lo que le ofrezco es una oportunidad única. Solo tendrá que invertir su tiempo y los materiales». «No se enfade. Claro que no pretendo que trabaje gratis. Le pagaré con proyección profesional. Unos amigos acudirán a ver cómo efectúa la reparación y, si quedan satisfechos, también podrá ir a sus casas a seguir promocionándose». «¿No acepta? Me sorprende. Sepa que otros más famosos han venido. Desde luego, hace usted muy poquito por el fomento de la salubridad de las tuberías. Y luego nos quejamos de que en este país se arreglan pocas…".
Quizá la conversación anterior les parezca un monólogo de humor o una hipérbole. Ahora sustituyan fontanería por danza, música, teatro… ¿Les sigue sorprendiendo? Esta semana, la UEFA buscaba doscientos bailarines para actuar gratis en la final de la Champions en Madrid (tranquilos, los paupérrimos futbolistas sí que cobrarán). A los escritores, dado que la mayoría somos poco garbosos sobre un escenario, se nos ofrece visibilidad a cambio de dar charlas, impartir talleres, clubs de lectura, escribir artículos, ser jurados de premios literarios…
Evidentemente, cada uno puede emplear su tiempo como mejor le plazca, pero luego no podemos lamentarnos de precariedad, ni de la falta de apoyo y consideración a la cultura. ¿Acaso el respeto a nuestra profesión, a nuestro trabajo, no debería empezar por nosotros mismos?
María Frisa es escritora