XIII CONCURSO DE RELATO BREVE DE HERALDO

Deseo, fruto del gran árbol

Deseo, fruto del gran árbol
Deseo, fruto del gran árbol
Laura Mainer

El césped, blando, fresco, cedió ante el peso de una figura menuda apoyada sobre las puntas de sus pies. Quería tocar la rama más alta, la más vistosa, la más apetecible. Por desgracia su altura no le permitía alcanzarla.

Y pasaron los días, los años, y la figura seguía cegada ante tal resplandor, tal belleza, que no se dio cuenta de que un bien valioso e irreversible se evaporaba de sus venas. La esencia vital, el agua misma, la arena de su reloj. Esta fina arena no pensaba ni por un momento detenerse, y aquel individuo, ciego de luz, no quería despertar.

Y con el tiempo, pese a la arena que ya le levantaba unos centímetros del suelo, puesto que se había acumulado bajo aquellos pies de puntillas, seguía sin alcanzar la codiciada rama. Y tras años de ceguera, su tiempo se acabó, y la arena dejo de brotar, y su sueño se desvaneció entre las verdes y frescas ramas del deseo.

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