XIII CONCURSO DE RELATO BREVE DE HERALDO

Renacido

Renacido
Renacido
Carlos Manuel Feria Martin

Abandonado, desahuciado y ninguneado, su vida empezaba a tener sentido, al fin veía la luz, su ceguera moral le había impedido ver más allá de sus refinados y estúpidos modales.

Ahora que tenía cero deudas, cero ahorros, cero emociones, cero ilusiones, cero ansiedades, cero dudas, encontró en el suelo una coca cola zero y la maldijo, aunque se la bebió. Ella se marchó con otro, con otro cuento de príncipes azules desteñidos y ahora él le daba gracias.

Libre, humilde, renovado, sin maldad, inocente, se sentía dichoso, joder que sensación más novedosa, pero que bien sentaba no tener responsabilidades, ni horarios, ni tener que aparentar lo que no quería aparentar. Ahora si era dueño de su destino, cada día, cada minuto, cada nuevo segundo era una oportunidad de aprendizaje, cuyo maestro sería el mismo.

Que placer era sentir aquel hormigueo que recorría sus gemelos, sus hombros. Que respiración tan libre, con casi 56 años, era un niño de apenas 6 meses.

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