XIII concurso de relatos heraldo

Un día cualquiera

Las piernas sin depilar de Mo'nique dieron mucho que hablar, sobre todo en Internet.
Las piernas sin depilar de Mo'nique dieron mucho que hablar, sobre todo en Internet.
EFE

Nuestra historia nace con nosotros, crece cuando aprendemos y si se nos quita aquello que conocemos, perdemos los rasgos y acabamos vagabundeando sin ayuda de nadie.

De estatura considerable, delgado y una melena descansando sobre los hombros, la cabeza erguida, camino mostrando una altivez e indiferencia entre la gente que pasa a mi alrededor. Rienda suelta al día de fiesta, niños que corretean entre los mayores, manos en los bolsillos porque los pobres no llevamos bien el frío.

Pero no le importa al campesino, pobre, porque ninguno se hace rico labrando la tierra, hombre que se cruza conmigo, que me lanza un beso esforzándose por alejar la timidez que le caracteriza, macho entre los surcos. No me enfado, al contrario, me gusta que el grupo de albañiles que reparan la acera se detengan y griten a mis pechos que se balancean.

Hasta que se quiebra cuando llego a casa y mi padre, inquisidor, me observa y grita:

-Pero Rafael….de dónde vienes vestido como una fulana.

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