XIII CONCURSO DE RELATO BREVE DE HERALDO

Gaviotas de plástico

Gaviotas.
Gaviotas.
Pixabay

Kinari vivía sola desde los veinte años. Su nombre significaba orilla. "Me lo pusieron porque nací frente al océano", me confesó.

Como ella, decenas de familias se hacinaban en un puzzle de cubículos prefabricados, sin agua corriente ni aseos, bajo la inquietante presencia de un ejército de rascacielos a medio terminar. Había túneles que conducían a un pedazo muy restringido de la costa. Pero no había arena, únicamente residuos plásticos.

Dormimos juntos durante la estación de lluvias. La admiraba. Me transmitía una paz poderosa. Estaba lista enseguida, apenas ataviada con una tela roja y unas sandalias. Trabajaba de forma esporádica en una cadena de supermercados, comía una sola vez al día, y leía y estudiaba por su cuenta gracias a los libros que rescataba de la basura.

A veces, por las mañanas, cientos de gaviotas hambrientas revoloteaban sobre nuestras cabezas. Y Kinari, ante mi angustia, tenía un dicho: para sobrevivir junto al océano debes aprender a llevar los pies llenos de sal.

- Lea todos los relatos que participan en el XIII Concurso de relato breve de Heraldo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión