"El Pirineo aragonés tiene una función muy especial en la trama de 'Monteperdido'"

El guionista Agustín Martínez publica una novela ambientada en el Pirineo aragonés.

Agustín Martínez
Agustín Martínez
H.A.

El guionista y escritor murciano Agustín Martínez (Lorca, 1975) publica 'Monteperdido', una novela que transcurre en un pueblo del Pirineo y en la que reflexiona sobre cuestiones como el encuentro y la ausencia.


Su primera novela arranca con la noticia de una desaparición...

En las primeras páginas se refleja la noticia de la búsqueda de dos niñas desaparecidas y lo que ocurre, que es donde arranca realmente la trama, cuando cinco años después aparece solo una de ellas en un coche accidentado en un barranco. A partir de ahí se va desarrollando toda la historia y la gran pregunta, que es ¿qué ha pasado con la otra niña?


¿Cómo reacciona el pueblo y las familias de las niñas?

Es un milagro visto desde dos puntos de vista muy diferentes. De hecho las dos niñas son vecinas, amigas, y en un momento dado una familia recupera a su hija y la otra no. Esta es una de las claves de la historia. Cómo ha afectado a ambas familias cada situación.


¿Se ha inspirado en casos reales para confeccionar la trama de 'Monteperdido'?

No está inspirado directamente en ningún hecho real pero sí que me documenté bastante leyendo casos de desapariciones y secuestros largos de personas que luego han sido encontrados. Más que casos como el de Natascha Kampusch, tenía como referente el caso de un chico llamado Shawn Hornbeck. Este niño estuvo secuestrado pero tenía acceso a internet y cuando vio que sus padres lo buscaban por la red escribió lo siguiente: “¿Hasta cuándo vais a seguir buscando a vuestro hijo? Esa pregunta, ¿significa dejadme en paz o seguid buscándome? Ese personaje tiene mucho que ver con la niña que aparece en 'Monteperdido'. Utilicé esa documentación y esos casos reales para dar credibilidad a los personajes implicados en al historia.


¿Por qué ha escogido el Pirineo aragonés como escenario de su historia?

En realidad, la acción transcurre en un pueblo inventado del Pirineo, Monteperdido, escrito en una sola palabra (no como el pico Monte Perdido), en un entorno en el que se mezclan elementos de realidad y ficción y que recoge el espíritu del Pirineo aragonés: la ambientación, los bosques, la presencia de la naturaleza, los animales, la montaña... Todo eso tiene una función muy especial dentro de la trama y de la historia que se cuenta en el libro.


Uno de los personajes principales es la agente Sara Campos...

Al pueblo llegan dos policías del servicio de atención a la familia, que en este tipo de casos son los encargados de coordinar las búsquedas: La agente Sara Campos liderara la investigación junto a su superior. De entrada, se encuentran con cierta oposición del pueblo a revelar todos los secretos y a ser de alguna forma tratados como posibles sospechosos. Poco a poco tienen que ir abriéndose camino en esa madeja que es el pueblo, una comunidad muy cerrada, con muchos vínculos entre todos los vecinos, e ir ganándose su confianza. Ella es la encargada de ir desentrañando todo eso.


Las noticias reales, ¿son una fuente de inspiración para la ficción?

No me gusta meterme demasiado en las historias reales, sino que utilizo elementos que veo en las noticias y a partir de ahí invento o creo el personaje o la trama. Pero claro, hay referentes que es inevitable usar a la hora de trazar de personajes, sobre todo en el caso de la familia de Lucía, una de las niñas desaparecidas. Llega un momento en que los secuestros prolongados dejan de interesar a la prensa y a la Policía. Alguien tiene que seguir tirando de ese hilo para que no se abandone y las familias son los principales impulsores en las historias reales. Mantenerse cuerdo en algo tan dramático me parece muy difícil.


Su novela también surge como proyecto para una miniserie de televisión...

En verdad, el proyecto arrancó como una serie de televisión pero cuando empecé a trabajar en ello pensaba que una de las cosas más interesantes para el proyecto era la ambientación. Para conseguir transmitir eso lo que hice fue escribir el primer capítulo, porque me parecía que era la mejor forma de entrar en ambiente. Se presentó a la editorial y gustó tanto que decidimos hacer la novela. El proyecto de televisión quedó relegado y ahora también se ha realizado. Está planteado como una miniserie de ocho capítulos pero al entrar en el mercado internacional la estructura podría cambiar.


¿Internacional?

Además del proyecto de la serie con Magnolia TV la novela ha tenido buena acogida en Europa. Se va a publicar en Alemania y Francia. Algo que gusta mucho fuera es este universo de los Pirineos, un espacio poco usado o conocido.


¿Es habitual que un guionista conciba una novela como serie?

No, pero tenemos ya una manera de escribir y de contar las historias, a base de los años que llevamos escribiendo guiones de televisión que, inevitablemente, cuando escribimos literatura, creo que lo que mejor hacemos es contar historias que funcionan, tramas que enganchan, que uno quiere seguir, muy visuales y cinematográficas. En cuanto las lees es fácil imaginarlas en imágenes porque así es como trabajamos y pensamos.


El trabajo de escritor, ¿es más solitario que el de guionista de televisión?

Dependiendo de las series, hay un poco de todo. Hay algunas que son muy de equipo y otras que son de poquitos. Pero sí es verdad que tienes menos 'feedback', menos respuesta. Normalmente, cuando estás escribiendo un guión se trabaja mucho en equipo hasta llegar a una versión final. En la novela, no. Es más tu apuesta, decides hacer algo y lo cuentas. Ya no tienes ese 'feedback' de la gente opinando, sino que es más algo que trabajas tú con tu editor y que luego esperas que funcione, que la gente entre en la historia.


Usted empezó como guionista en 'Al salir de clase', una serie que fue cantera de muchos actores...

No solo de actores, también de realizadores y guionistas que andamos por ahí, extendidos por todas las series. Fue una escuela increíble porque estuvimos mucho tiempo creando guiones. Cuando escribes una secuencia de ruptura de dos adolescentes 75 veces, que fue el caso en los más de 1.000 capítulos que tuvo la serie, se convierte en un ejercicio porque cada vez tienes que hacerla distinta, darle una vuelta... Eso te da mucho oficio y recursos a la hora de trabajar.


Y en la actualidad, ¿en qué series trabaja?

Estoy con un proyecto televisivo del que no puedo contar nada todavía, una serie. Y también en 'Acacias 38', en la que estamos prácticamente en el arranque, aunque necesita mucho tiempo de desarrollo para que vaya estabilizándose. Y sigo a expensas de adónde me lleva 'Monteperdido'.


¿Ha pensado en dar el salto al cine?

Es algo que puede ocurrir. Se trata de encontrar el momento, una trama en la que crea que su sitio es ese. Depende de la historia. Cada una tiene su lugar.