Viíctor Jiménez: "En el ballet actual, el riesgo ya no 'vende' lo mismo que antes"

Víctor Jiménez, director de la compañía de ballet LaMov, prepara ya nuevos proyectos para la temporada que comienza.
Viíctor Jiménez: "En el ballet actual, el riesgo ya no 'vende' lo mismo que antes"
Asier Alcorta

Tras estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático y Danza de Madrid, tras formarse en el ballet de Víctor Ullate y ser durante varios años bailarín solista principal del Ballet de Lausana, que dirigía Maurice Béjart, Víctor Jiménez recaló en Zaragoza para dirigir un proyecto singular, LaMov. La compañía va a cumplir seis años de intensa singladura cultural, convertida en una especie de rara avis dentro del panorama de la danza en España. 


Dentro de la compañía usted es bailarín, coreógrafo, director, y está asumiendo ya, en solitario, todas las labores de gestión. ¿No es mucha cosa?

Lo que hago es luchar día a día, desde una sala de ensayo que nos cede el Ayuntamiento de Zaragoza. Ni siquiera tengo despacho, y si hay que conducir la furgoneta para ir a una actuación, lo hago;si tengo que lavar el vestuario de la compañía, también. 


¿En qué estado de salud se encuentra LaMov?

Seguimos trabajando. Estamos en el programa Platea (de apoyo a las giras de espectáculos escénicos) y vamos a actuar en ciudades como León, Baracaldo o Murcia, donde bailaremos con música interpretada en directo por la orquesta sinfónica de esa comunidad. De aquí a enero actuaremos en 10 ciudades de Aragón. Tenemos el apoyo sin condiciones del Principal, donde actuaremos durante unas fechas estupendas en Navidad (18-21 de diciembre), para hacer ‘El cascanueces’. Artísticamente, la compañía está muy bien, pero necesita un trato especial por parte de las instituciones.


Está hablando de dinero. 

Sí y no. Yo lo que pido es que se reconozca que llevo más publico a mis espectáculos que algunos equipos deportivos a sus respectivos partidos. Y esos equipos sí tienen apoyos importantes. Me preocupo por presentar proyectos culturales novedosos y no me hacen caso. En realidad, ni siquiera pido dinero, pido un ‘apellido’ para que se me reciba de otra manera en las puertas a las que llamo. Pido que LaMov sea el ballet de la comunidad autónoma o de la ciudad, porque es lo que tiene que ser. Lo que más necesito es un ‘apellido’ para que se confíe en mí. Hay empresas que podrían ayudarnos. 


Recientemente presentaba en Huesca su versión de ‘El sueño de una noche de verano’. ¿Cómo es?

He querido que sea una obra ligera y, a la vez, complicada. Creo que el resultado gusta mucho al público. Hay una parte muy narrativa, con música de Mendelssohn, centrada en el amor y los anhelos de los personajes, y una segunda mucho más mágica y tenebrosa. 


¿Y ‘El cascanueces’?

Va a ser el tipo de espectáculo que la gente quiere ver. Me apetece que sea así. Yo soy muy tradicional y folclórico, me gustan mucho las fiestas populares, las verbenas... Será un ‘cascanueces’ muy navideño, para que la gente venga y disfrute. 


Ahora LaMov arriesga menos...

La situación es distinta. Ahora el riesgo no ‘vende’ tanto como antes. A mí me gusta, y sé que voy a arriesgar siempre todo lo que pueda, pero el momento no es el mismo que hace unos años. De todas formas, estoy preparando para el año que viene un espectáculo que sí tiene riesgo. Girará en torno a los siete pecados capitales y cada uno de ellos será desarrollado por un coreógrafo distinto. Serán piezas de entre siete y 10 minutos de duración que, ensambladas, configurarán una alternativa diferente. 


¿Ya ha elegido a los siete coreógrafos? 

Estamos en ello. Van a ser todos jóvenes pero con trayectoria consolidada. Espero también que Galili pueda hacernos una de esas coreografías. La idea es estrenar la obra en mayo en el Principal. Quiero que los aragoneses sepan que LaMov aspira a darles una visión global y europea de lo que es la danza. Porque ese espectáculo será el siguiente que ofreceremos tras ‘El cascanueces’. Yo voy a seguir luchando por hacer cosas, porque quiero que cada zaragozano vaya al ballet al menos una vez al año. 


Para llevar ese espectáculo a escena hace falta dinero.

Lo sé. Ya digo que ese es el único problema que tiene la compañía actualmente. Pero es el mismo que sufren muchas otras compañías de nuestro país, numerosos proyectos privados que luchan por salir adelante. Por eso no me siento con mucho derecho a quejarme, aunque, sí es cierto que la compañía necesitaría de un apoyo mínimo para poder trabajar con cierta tranquilidad. LaMov gana algo cada año, pero aún tiene que dar el paso definitivo.


¿Qué le sobra a LaMov?

(tras pensar un buen rato) La verdad es que no le sobra nada. Quizá las ganas de hacer cosas nuevas, pero hay que hacer otro tipo de cosas para que esto funcione. 


¿Quiénes forman parte hoy de la compañía? 

Ahora LaMov es casi aragonesa al ciento por ciento. La forman Elena Gil, Laura López, Lucía Muñoz, María Sordo, Mattia Furlan, Alejandro Longines, Oier López y Arturo Naranjo. Y, aunque es cierto que ha habido movimiento, hay que tener en cuenta que LaMov quiere ser una referencia para lo s chavales que estudian en el conservatorio. Comunidades como Cataluña, Galicia o País Vasco tienen compañías que ayudan a los jóvenes que terminan sus estudios para que, trabajando en ellas durante dos o tres años, puedan lanzarse con garantías a la búsqueda de un trabajo como profesionales. LaMov quiere asumir ese papel en Aragón y lo está haciendo. Todos los chavales que han pasado por aquí están ahora trabajando en compañías importantes.