El celuloide caduca

En Aragón todavía quedan algunos proyectores de 35 mm que se resisten a la llegada de la era digital.

El celuloide caduca en 2014
El celuloide caduca en 2014

Zaragoza es una ciudad de cultura cinematográfica y muy vinculada a los inicios del cine en España, que además cuenta con muchos cinéfilos. Amantes del cine y románticos del celuloide que pronto deberán enfrentarse al fin de una era: la del celuloide.


Las distribuidoras han marcado el 2014 como el año del apagón analógico cinematográfico. Aunque no hay fechas concretas, desde Zaragoza Urbana, empresa dedicada a la exhibición cinematográfica, aseguran que el fin del celuloide es inminente. Estos cines dan trabajo a 60 empleados, de los cuales diez son operadores de cabina y forman parte de la última generación de proyeccionistas de cine analógico de Aragón.


Zara Films, de Zaragoza Urbana, (1954) gestiona el mayor número de salas de la capital aragonesa: un total de 29. Desde la empresa afirman que prácticamente han finalizado el proceso de digitalización. Sin embargo, han optado por conservar algunos de sus proyectores de 35 mm en doble formato. En concreto, poseen 11 salas en Palafox, donde mantienen tres duales, una en Cervantes (dual) y otra en Elíseos (analógico) y 16 en los ya nativos digitales de Aragonia, de las cuales seis ofrecen ambas opciones.


Justamente en Aragonia trabaja una de las últimas y más experimentadas proyeccionistas de Aragón, Bea Gallardo, encargada de cabinas y de los 16 proyectores del complejo. Comenzó a trabajar en la empresa en 1999 "cuando todavía era terreno de hombres", recuerda; y acumula a sus espaldas nueve años de proyección analógica, hasta 2008, cuando llegó el primer proyector digital a la cadena.

El cine, en constante evolución

Gallardo asegura que el cambio más importante ha sido la reconversión del puesto de trabajo: "Ahora hemos ampliado funciones y atendemos otras tareas, como apoyo en sala o taquilla", explica. En tan solo 14 años ha tenido que adaptarse a tres formatos diferentes: Rock&Roll, Platos y Digital. 


Para la proyeccionista, las grandes diferencias a favor del digital son: el abaratamiento, la calidad y la facilidad de distribución. "Antes hacía falta una película por proyector, ahora son discos duros desde los que descargas el archivo y que se pueden utilizar en varios cines", explica. Sin embargo, en cuanto a fallos, el analógico ofrece más garantías. Enrique Salvador, de la distribuidora zaragozana La Luna de Tantan, que trabaja a nivel nacional, señala a estas cuestiones económicas como razón principal del fin del 35 mm. "Ya no llega nada en analógico, desde hace dos años las producciones que nos llegan son en formato digital y si llegara estaría complicado colocarlo, tal vez en algún pueblo", explica. 


Otro de los grandes cambios ha sido el tiempo destinado a la cabina. "Con el sistema de platos necesitabas estar exclusivamente en proyección  para cargar la película en los rollos", recuerda. 


Los últimos reductos del celuloide

La Filmoteca de Zaragoza mantiene sus proyectores analógicos, en concreto dos de 35 mm y dos de 16 mm. "Todo lo que recibimos es en soporte original y en VOSE", explica Leandro Martínez, director de la institución que trata de preservar el cine original del último siglo. Para él, el cine está en permanente movimiento, porque es parte de su condición de arte. "Ya ocurrió con el paso del mudo al sonoro, del blanco y negro al color,  etc. El mundo de la imagen nunca permanece quieto".


La empresa Cine Maremagnum también mantiene un proyector de 35 mm para sus servicios portátiles de cine de verano o de soporte a festivales, aunque según afirma la directora técnica de la empresa aragonesa, María del Pino, "hace un año y medio que nadie lo solicita". El abaratamiento también es claro en el ámbito del alquiler: La diferencia entre un proyector digital ? cuyo alquiler es de 1.000 euros- y un analógico -500 euros- es del 50%. 


Otra empresa de alquiler en Zaragoza es Servoeléctrico. También podemos encontrar proyección analógica en algunos cines del medio rural que no han podido invertir en nuevos equipos, en el cine club Cerbuna (1) y en el Centro de Historias de Zaragoza (1). Pequeños rincones del territorio aragonés, que se niegan a dejar atrás otro capítulo de la historia del cine.