Literatura

"Los sueños jamás se cumplen solos, hay que salirles al paso"

Míchel Suñén (Zaragoza, 1970) publica una novela de amor y de intriga, ?Te amaré cuando te encuentre? (Onagro) y prepara un cabezudo, ilustrado por Ignacio Ochoa, sobre la Pilara.

Portada de 'Te amaré cuando te encuentre'
"Los sueños jamás se cumplen solos, hay que salirles al paso"

¿A qué se debe este giro que ha dado a su narrativa? Ha pasado de la atmósfera negra de ‘Diávolo’, ‘Diva o muerta’ o ‘Talión’ (todas en Onagro) a una narración de amor…

Es cierto que mis lectores van a encontrar un cambio de género, que no de estilo, pues como es habitual en mis creaciones van a hallar en ‘Te amaré cuando te encuentre’ un ritmo ágil, giros inesperados, interrogantes, emociones intensas y muchísima acción. Se trata de una novela romántica planteada como una historia de misterio que, en realidad, no supone un cambio en mi trayectoria, pues el origen de este libro es anterior a ‘Diábolo’, mi primera novela negra. Es una novela sobre el misterio del amor y la aventura de la vida.


¿Cómo surgió la historia?

Los caminos creativos son inescrutables. La lectura de ‘El conde de Montecristo’, de Alejandro Dumas, supuso el punto de partida, la génesis, de esta creación. Me planteé el reto de desarrollar una historia de amor contada como un libro de aventuras, con muchísima acción, elipsis e intensidad narrativa, y me volqué en el proyecto. A partir de ahí fui imaginando la historia de Ángel y María, dos jóvenes que inician juntos su particular relación con el amor y que precisan media vida para entender qué significa amar y cuáles son sus sueños.


¿Es posible vivir así, encadenados al amor, a lo largo de tanto tiempo?

Tras el enamoramiento inicial, el amor termina siendo un acto supremo de la voluntad, una decisión personal que ha de tomarse con absoluto compromiso. Hay personas que nunca son capaces de entenderlo, o que prefieren vivir de un modo diferente, sin ataduras y sin obligaciones. Pero existen sentimientos amorosos tan auténticos, tan sólidos y duraderos, que perseveran en su capacidad de hacerse vivos. En especial cuando sus protagonistas no son capaces de romper completamente con el pasado, de avanzar página y de embarcarse en otros compromisos amorosos. Una vez tomada esa decisión del alma, el amor puede durar toda la vida… siempre y cuando no abandonemos la lucha, no dejemos de perseverar ni de mantener el sacrificio y la capacidad de darnos a la persona amada.


Háblenos de Ángel y María… ¿Cómo son, cómo se persiguen, por decirlo de algún modo, cómo maduran?

Son muy distintos entre sí. Ángel es un emigrante que está atado a su pasado. Transita una vida rutinaria de horarios absorbentes, trabajos de supervivencia y sueños hipotecados. María es, para él, un soplo de aire fresco. Una oportunidad, un acicate para llegar a ser él mismo. Ángel es capaz de abandonarlo todo por amor aunque tampoco tiene demasiado que perder. Con el tiempo se reinventa y es capaz de plantearse otras aspiraciones y proyectos. Esa es la principal lección que aprende de la vida: que los sueños jamás se cumplen solos, hay que salirles al paso.


Vayamos con María...

La vida de María siempre ha sido un poco más sencilla. Con formación y una existencia acomodada, con una carrera vocacional plagada de éxitos y de oportunidades, sus renuncias personales se han ido produciendo de manera natural, como una mera consecuencia de su día a día. Pero, como a Ángel, algo en su interior le impide resignarse a no ser ella misma.


¿Por qué ha querido que la narración sucediera en dos sitios tan distintos como España y Nueva York?

Amar es desplazarse. Viajar a territorios diferentes, explorarlos y colonizarlos junto al otro. Los protagonistas de la novela cruzan y descruzan océanos en busca de sus ilusiones. Se acercan y se alejan una y otra vez. También en España recorren diferentes escenarios: Cazorla, Benidorm, Madrid… Pero Nueva York es su auténtico destino, el que modifica, para siempre, su existencia. El epicentro del cambio. Es una metrópoli grandiosa con auténticas oportunidades y colosales recursos; pero también puede mostrar su lado más cruel e intransigente, brutal en ocasiones.


¿Cuál es el tema del libro: el amor imposible, el amor recobrado, el amor obsesivo, o los vaivenes de la vida y del azar?

Elegir es, siempre, renunciar. Tomar decisiones implica sacrificar alternativas, abandonar otros caminos y posibilidades. Aunque duro, es algo esencial en la existencia. Así, el adiós es uno de los temas del libro. También los sueños, el destino y el arte callejero. Pero, sobre todo, el tema de esta novela es el amor verdadero, no tanto el enamoramiento inicial, la pasión o los vínculos sexuales como la decisión personal de amar a una persona con todas las consecuencias, y la coherencia necesaria para poder hacerlo. Eso sí, es una novela de ritmo ágil, estilo directo y comprensible, imágenes visuales, impacto permanente y un esfuerzo constante para llevar al lector de manera rápida hacia el desenlace.


¿Cuál es el mensaje general de sus libros, usted que aconseja, que enseña a hablar en público?

La vida es una montaña rusa de circunstancias y emociones. Que no siempre resulta cómodo ni fácil enfrentarse a ella, mirarla a los ojos y sobrevivir a sus vaivenes. Pero que en cualquier caso es maravillosa y única.


Ha tenido un gran éxito con la serie de los 'Cabezudos' que hace con Ignacio Ochoa para el sello Delsan. ¿Cómo definiría la experiencia, cómo la valora?

Está siendo una experiencia realmente preciosa. En primer lugar porque se trata de un trabajo francamente divertido que me permite reencontrarme con mi infancia, con nuestras raíces, con mi esencia. También porque la acogida de los niños, las familias y los colegios está siendo impresionante, y tanto Ignacio Ochoa como yo nos sentimos, en cierto modo, protagonistas de esa labor social inaplazable que es la iniciación a la lectura.


Están preparando el personaje de la Pilara. ¿Qué dificultades entraña?

En los días previos a las fiestas del Pilar presentaremos el cuarto volumen de esta colección. Gestar la historia de la Pilara ha supuesto una dificultad adicional: es el cabezudo que está basado en una figura real, reconocible y cercana. El reto ha sido aunar la figura histórica con el personaje cabezudo. Evidentemente, nuestras biografías son del todo ficticias, imaginadas, desarrolladas con libertad creativa a partir de los esbozos de conocimiento que la tradición ofrece sobre ellos. Pero en el caso de Doña Pilar Lahuerta existe un caudal biográfico real del cual había que dejar constancia sin sacrificar, por ello, la chispa imaginativa del personaje cabezudo, al que los niños realmente anhelan conocer.