Literatura

Cuerda, que no es poco

Animado por el formato píldora de Twitter, Cuerda publica una colección de aforismos en 'Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado'.

'Si amaestras una cabra tienes mucho adelantado', libro de José Luis Cuerda
José Luis Cuerda, que no es poco

Reconocido poeta del absurdo en películas como 'Amanece que no es poco', José Luis Cuerda se ha convertido en un soplo de ilustración en la maraña tuitera y, animado por el formato píldora, publica una colección de aforismos o casi tuits titulada 'Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado'.


"España no es un país que se caracterice por valorar la inteligencia. Todos somos sospechosos, los unos para los otros. Tú dices 'como dos más dos son cuatro', el de enfrente piensa: '¿Qué querrá decir este hijo de puta con que dos más dos son cuatro?' Pues una obviedad, cojones", reflexiona Cuerda en una entrevista, resumiendo así ese cruce entre el genio y el cascarrabias que le caracteriza.


¡Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado¡, editado por Martín Roca, es un paseo por una mente que descodifica la realidad a su manera, pero que por la vía de lo heterodoxo y a veces lo delirante desemboca en la sensatez. "Justicia, ¿qué tal andas mujer? ¿se arregla lo tuyo?", escribe Cuerda.


"Aplico una técnica y es que en los asuntos muy gordos procuro darle tirones hacia abajo. Si los dejas a su aire lo que hacen es flotar, suben, se pierden, se convierten en globos aerostáticos que no saben adónde van. Los asuntos pequeños son tan pequeños que o les das un tironcillo para arriba o no se ven. En ese término medio es donde intento moverme", resume.


Y así, comenzando con el sentimiento supremo ('Dulce amor de mi vida') remacha con la cotidianidad ('mándame más latas de atún'), dejando al descubierto a un autor que es "un ser poliédrico que tiene varias facetas. "Para unos serán muchas, para otros pocas, para otros muchas e inútiles", dice.


Como en 'El bosque animado' o 'La lengua de las mariposas', su sabiduría está bañada de sencillez. "La solemnidad no es sabiduría. La sabiduría está a ras de suelo, es para comprender la vida no para tocar el violín por encima de ella. Y el que es pretencioso haciendo cine es pretencioso escribiendo. El que maneja las palabras como lucimiento del propio paquete escrotal es el mismo que hace 'planos guays'", satiriza.


Fascinado por Twitter

El contacto con la calle es lo que le ha acabado fascinando del mundo de Twitter, donde su cuenta tiene casi 40.000 seguidores, de entre los cuales recuerda a quien le dijo: "No entiendo nada de lo que escribes pero a mí me relaja", cuenta. "Me parece más que suficiente en los tiempos que corren", añade.


"Me gusta mucho de Twitter que sueltas lo que te da la gana de una manera en principio impune. Pero no es nada impune, porque tienes respuestas inmediatas donde te llaman de todo, desde genio universal indispensable para el avance de la civilización occidental a usted es un imbécil y no sé por qué escribe estas cosas. Tú sacas la media", ejemplifica.


Pero más allá de las reglas rígidas y los caracteres acotados de la red social, Cuerda adorna su libro con dibujos de rasgo infantil. "Alguien que quiera expresarse lo hace con la palabra y antes que nada lo haces con el dibujo. Me lo enseñó un pedagogo: uno dibuja durante toda su vida como la última vez que dejó de dibujar cuando era niño", se justifica.


Aunque los trazos sean sencillos y las líneas ligeras, Cuerda mira con agudeza la realidad de hoy. ¿Desencanto? Ni mucho menos.


"No participo de una generación que se dice del desencanto, porque a mis compañeros que se encantaron con la conquista de la democracia siempre les dije lo mismo: 'Esto no está funcionando. La democracia es un medio, no es un fin. la democracia se hace todos los días'", relata.


"Como no me encanté nunca no me desencanté. ¿Qué esperaban? ¿Que viniera la varita mágica a tocarnos? Somos seres humanos llenos de ambiciones y cosas lastimosas. Hay unas correcciones que hay que hacer social, política y económicamente porque la tendencia del ser humano es bastante mezquina", reflexiona.


De la sociedad actual, hay dos cosas que le ponen "de muy mala leche": "Una es que nadie piensa que lo que tú hagas o digas surte un efecto. Que es si te doy una bofetada te duele, si te quito el dinero tú tienes menos y yo más. Son relaciones simples y nadie las considera. La otra, ya no existe el otro. Solo existe el yo".


Sin embargo, en Twitter parece haber encontrado momento para la esperanza. "He descubierto firmas que me emocionan, me conmueven, me dan unos tirones de cerebelo para entender lo que quieren decir en tan poco. Y con alguno he llegado a establecer relaciones y yo les llamaría amigos".