Festival de Cine de Berlín

'Día del Espectador' en la Berlinale: los Osos pasan al poder ciudadano

Es la jornada de "propina" en la que los Osos otorgados por el jurado internacional quedan bajo el juicio soberano del poder popular.

La Berlinale cerró sus puertas con el tradicional 'Día del Espectador', una jornada de "propina" en la que los Osos otorgados por el jurado internacional quedan bajo el juicio soberano del poder popular. 


'El Día del Espectador' es, a veces, la última oportunidad de ver al Oso de Oro en una sala comercial", sostenía el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, al abrir del festival y en alusión a la suerte que pueden correr los teóricos grandes triunfadores.


La respuesta es uno de los chistes reincidentes con que este suabo de 64 años, desde 2001 al frente de la Berlinale, sale al paso a preguntas como qué fue de Osos anteriores, que nacieron y murieron en el festival berlinés, puesto que apenas lograron estrenarse.


Un caso sonado fue la sudafricana 'U-Carmen', versión de la ópera de Bizet filmada en un suburbio de Ciudad del Cabo, sorprendente Oro en 2005 y luego desaparecida del circuito.


No se cuenta con un destino tan drástico con los ganadores de esta Berlinale, cuyo jurado, presidido por el cineasta chino Wong Kar Wai repartió sus trofeos por el este de Europa: el Oro fue para la rumana 'Pozitia Copilului' ('Child's Pose') y el Gran Premio para 'Epizoda u zivotuberaca zeljeza' ('An Episode in the Life of an Iron Picker'), del serbio Danis Tanovic.


La primera, de Calin Peter Netzer, está apuntalada en el trabajo de su actriz Luminitja Gheorghiu, mientras que al segundo -Oso de Plata a Nazif Mujic, un gitano arrancado de la vida real- cuenta con la palanca del prestigio del director, Óscar por 'No Man's Land' (En tierra de nadie).


Las mejores perspectivas comerciales se perfilan para 'Gloria', del chileno Sebastián Lelio, Oso de Plata a su actriz, Paulina García, con un personaje que inyecta optimismo y que se fue de Berlín premiada y con distribuidores para todo el mundo.


"Es el mensaje que todas, y todos, queremos oír: gente mayor que se conoce bailando y disfruta de la vida, del sexo, del alcohol y del casi proscrito placer de fumar", apunta Ulla Schmidt, sobre los 55 años e identificada con la mujer sin complejos de 'Gloria'.


"Ella es el Dr. Jekyll y la rumana Mr Hyde ", añadía esta crítica de a pie, quien en el festival también vi el filme que se llevó el Oro, centrada en otra fumadora -y bebedora- empedernida, de edad y condición social similar a la chilena, pero en una versión negativa.


García es el optimismo vital, mientras que la rumana es una manipuladora que usa toda su influencia para sacar del atolladero a su hijo, que atropelló y mató a un niño de familia humilde.


La Berlinale no precisa del 'Día del Espectador', puesto que todo el festival está abierto al ciudadano corriente, que a lo largo de sus diez jornadas ha comprado las 300.000 entradas que salen a la venta.


Es un festival que opone al elitista Cannes el fervor de los berlineses, a los que en reconocimiento se consagra el día adicional, tras la gala de los Osos.


Es público de a pie, bien informado, que guarda colas las horas que haga falta para su entrada, sea para los estrenos de gala o para las secciones de cine experimental, en pleno invierno berlinés.


"El jurado hizo lo de siempre: repartir según los compromisos de sus miembros. Y, como no había franceses, no hubo premio para (Juliette) Binoche, por ejemplo", razonaba Dieter Merkel, estudiante de 29 años y sin parentesco conocido con la canciller Angela Merkel.


Francia fue la más presente de las cinematografías "clásicas" europeas entre los 19 filmes a concurso, con nombres como Binoche, Catherine Deneuve y Isabelle Huppert, pero se fue de vacío.


Tampoco tuvo premio el cine anfitrión, con una sola película -'Gold'- a competición y el director Andreas Dresen entre el jurado.


La lógica del ciudadano sí explicaría por qué obtuvo la Plata al mejor director David Gordon Green, con 'Prince Avalanche', defendida entre el jurado por el actor estadounidense Tim Robbins.


"Mi Oro es para Jafar Panahi", opina Mariana Latorre, colombiana de paso por Berlín, quien no logró ver el filme del iraní -"Pardé"- pero considera que merece lo máximo por su coraje de cineasta.


La película obtuvo la Plata al mejor guión, un premio con que la Berlinale perpetúa su compromiso con los cineastas que, como Panahi, desafían al régimen de Teherán y siguen haciendo buen cine.