Cuando Aragón llegaba hasta... Siberia

Las insólitas teorías de Alexandre Eleazar, autor de ‘Los Bere’, siguen extendiéndose a los quince años de su muerte gracias a las redes sociales

Alexandre Eleazar, escribiendo en su despacho
Alexandre Eleazar, escribiendo en su despacho
Los Bere/Facebook

Controvertido en vida, y golpeado con dureza por la ciencia oficial, Alexandre Eleazar y sus sorprendentes teorías están gozando de su momento de mayor popularidad gracias a internet y las redes sociales. Cuando en 1985 Eleazar publicó su obra más conocida, ‘Los bere’, la repercusión fue escasa. Casi toda la prensa huyó de él y pocos le prestaron atención. Curiosamente, fue en Zaragoza donde tuvo más eco: solo en 1994 dio tres conferencias en la provincia (una de ellas en la Biblioteca de Aragón) y  un par de periódicos locales le dedicaron sendos reportajes. Eleazar ganó aquí adeptos a su causa.

¿Por qué? Seguramente influyeron razones lexicográficas, porque el caso es que la palabra 'Aragón' era, y es, muy importante dentro de su entramado teórico: 'Aragón' era 'la tierra de Dios', un imperio antiguo que comprendía buena parte del actual territorio aragonés (y ahí se acaban las coincidencias) y que llegaba hasta Siberia.

El uso de la palabra 'entramado' no es casual. 'Los bere' es un libro de 750 páginas de apretadísima escritura, y zambullirse en él acaba siendo una epopeya que requiere arduo trabajo. Resumir las propuestas de Eleazar resulta complicado, por la frondosidad de sus afirmaciones. Y porque empezó a construir su entramado en torno a un periodo, la Historia Antigua, en el que los especialistas aún encuentran muchas penumbras. En esas penumbras, remontándose a más de 5.000 años antes de Cristo, levantó su edificio.

En síntesis, Eleazar defendía que "los iberos o ber colonizaron las tierras de las actuales naciones de España, Portugal, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Reino Unido, Irlanda, las restantes del norte de Europa, y se hallaron pronto en hostilidad con el Primero y Segundo Imperio Paio". Eleazar dibujó una Historia Antigua del continente que no coincide en nada con la admitida por la ciencia oficial, aunque bien es cierto que buscó algunos puntos de contacto. En su entramado, además, tenían una gran importancia las cuestiones filológicas. "La lengua más importante hablada en esta tierra -aseguraba- fue el elengoa o Lengua de Dios, de la cual deriva más directamente el euskera y varias otras como el palike (fusión entre el antiguo elengoa y el pale, que se habló en Egipto). La segunda más extendida fue el argot, con dos ramas, el argot muxe y el argot o aragot betiko (el aragonés) que fue lengua oficial en varios lugares de China (concretamente en Cantón, donde todavía, tanto allí como en otras tierras vecinas, se dice 'foc' al fuego, 'pi' al pino y 'case' a la casa". Fue uno de los que creyó que el euskera servía para desentrañar el lenguaje ibérico antiguo. Él aseguraba traducirlo con toda facilidad: Estudiando luego otras lenguas antiguas, llegó a la conclusión de que todas partían de un tronco común, el elengoa, y a partir de ahí se lanzó a 'traducir' todo tipo de textos con más de 5.000 años de antigüedad.

Eleazar se encontró con la indiferencia de las universidades españolas, incluso con la animadversión y la burla. Se pensó que todo eran fantasías salidas de su cabeza. Falleció en 2004, tras defender a lo largo de toda su vida unas teorías que abrazó un pequeño grupo de entusiastas. Había un punto en su biografía, además, que aún añadía más dudas sobre su figura y su obra. Nacido en Damasco en 1920, aseguraba ser hijo de Tatiana Nikoláyevna Románova, hija del zar Nicolás II y, según él, la única superviviente de la matanza de los Romanov. Criado en Francia, llegó a Barcelona en la década de los 60 y allí empezó a interesarse por la historia y las lenguas antiguas.

Su muerte parecía condenarle al légamo del olvido. Pero, lejos de eso, internet y las redes sociales han catapultado sus teorías. El informe de descargas de un programa de radio que se le dedicó no hace mucho indica bien a las claras cómo el pensamiento de Eleazar se ha convertido en un fenómeno global: el 70% de ellas se realizó en España, pero el resto procedía de México, Argentina, Reino Unido, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Australia, Países Bajos, Alemania, italia, Francia, China, Ecuador y Finlandia.

El hijo de Alexandre Eleazar, Michel Rodellas, vende aún los ejemplares de ‘Los bere’ del 'stock' que le quedó a su padre de 1985 pero, también, ha publicado una obra en la que trabajó su padre entre 1992 y 2000, y que dejó inédita a su muerte, 'Los paios'. En ella, entre otras muchas cuestiones, ofrece un nuevo sistema de traducción de los jeroglíficos egipcios.

En internet hay numerosas páginas que hacen referencia a las teorías de Eleazar, hay quien incluso hace recorridos turísticos por los lugares que aparecen en sus libros, y existen varios grupos de Facebook en los que se reúnen su seguidores, alguno de ellos con más de 1.500 miembros.

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