La Ribagorza oscense, en la inmensa belleza de sus ermitas

Cristian Laglera publica un inventario de este tipo de construcciones y saca a la luz algunas de ellas totalmente desconocidas. Extenderá el listado a toda la provincia oscense.

La ermita rupestre de San Martín, de Capella, impresionante en la belleza natural de la Ribagorza oscense
La Ribagorza oscense, en la inmensa belleza de sus ermitas
C. L.

Corría el año 2004 y Cristian Laglera (Huesca, 1977), quiso satisfacer, un poco a regañadientes, a su tío. Cogió el todoterreno y lo llevó a Puy de Cinca. Su familiar había abandonado la localidad muchos años atrás y quería reencontrarse con ella. "Aquello cambió mi vida -recuerda ahora-. La torre de la iglesia estaba abierta, las calles hundidas y llenas de maleza.... Me impactó tanto, que decidí documentar la despoblación en la provincia de Huesca". En los diez años siguientes dedicó todo su tiempo libre a ello, reunió un archivo de más de 300.000 fotografías, inició un blog que hoy es una referencia absoluta en el tema y acabó publicando ‘Despoblados de Huesca’ (Editorial Pirineo), tres tomos en los que recogía la pequeña y gran historia de los más de 300 núcleos que se deshabitaron en Huesca durante el siglo XX.

De aquel trabajo nació otro, la documentación de todas las ermitas de la provincia. Hace un par de años publicó un tomo dedicado a las de la Jacetania, Alto Gállego y Hoya de Huesca, y ahora acaba de publicar el de la Ribagorza, que se presentaba el sábado en Barbastro. Trabaja ya en el tercero de los cuatro volúmenes previstos.

Las ermitas de la Ribagorza son... 457. "Esa cifra reúne las que aún están en pie y aquellas de las que queda algún resto, aunque sea un único sillar -señala-. Aparte, hay un centenar más, que aparecen en la documentación medieval y que nadie las reconoce". En su trabajo, Laglera ha utilizado los documentos de los archivos, la topografía, cartografía antigua y moderna y, también, las conversaciones con los más mayores de cada localidad. Y los datos aportados por especialistas como Francisco Martí o Antonio García Omedes.

Recorrido exhaustivo

"He ido pueblo a pueblo y no me he dejado ningún paraje sin recorrer -relata-. En algunos casos ha sido difícil encontrar lo que buscaba. La ermita de San Isidro del despoblado de Arués, por ejemplo, la descubrí al sexto intento, en el sexto viaje. Ni los vecinos de la zona sabían situarla bien. Al final no sólo apareció, sino que además estaba aún en pie". A veces, un simple comentario ha sido la clave de hallazgos inéditos. "Francisco Martí me comentó que el pastor de Betesa llevaba a pastar sus ovejas junto a un muro, en Obís, que pertenecía a una ermita de la que nadie sabía nada. Y no paré hasta que el pastor me llevó allí. Es románica, del siglo XII, y está entera. Lo que pasa es que la mitad de ella está tapada, tiene un campo de cultivo encima".

En las páginas del ‘Inventario de las ermitas de Huesca. Ribagorza’ (Editorial Pirineo) afloran numerosos datos inéditos, pero en ellas late, sobre todo, una inabarcable pasión por una provincia, Huesca, que ha sufrido como pocas la despoblación. El libro tiene también un punto reivindicativo porque junto a ermitas en buen estado (algunas incluso en lugares poco accesibles) hay otras que reclaman a gritos una restauración urgente. "Me apasiona mi tierra pero tengo los pies en el suelo. El patrimonio es tan ingente que no se puede restaurar todo. Pero quizá sí consolidarlo. ¿Si tuviera que restaurar una, solo una ermita? Pues la de la Virgen del Romeral del despoblado de Puy de Cinca. No está hundida pero haría falta una buena inversión. Es allí donde comenzó todo para mí".

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