Luis Antonio González Marín: "Aragón ha sido pionero en la recuperación de la música antigua"

Los Músicos de su Alteza, que usted fundó, ha cumplido ya un cuarto de siglo. ¿Cuál es el secreto de su éxito?

La tenacidad, la constancia... Sin grandes ayudas externas, cumplimos el pasado diciembre 25 años. Con una trayectoria ascendente y un interés cada vez mayor por nuestra música.

¿Quien dice tenacidad dice también cabezonería?

Digamos que la perseverancia ha sido fundamental, pero no serviría de nada de no tener una buena acogida.

¿Qué tiene la música antigua que no tenga la moderna?

Requiere investigación, creatividad, recuperación de patrimonio... Es una música que podemos imaginar cómo sonaba, pero que requiere de la creatividad para devolverla a la vida.

¿Su atractivo reside, precisamente, en su investigación?

Y en la posibilidad de recuperar nombres de grandes compositores que han caído en el olvido, o de piezas que fueron un éxito en su día y que después pasaron de moda y se perdieron.

¿Y queda mucho por descubrir?

Muchísimo. En todo el mundo. Si nos centramos en el patrimonio hispánico, el conjunto es todavía enorme. Fíjese que en el Archivo de Música de las Catedrales Zaragozanas el patrimonio es gigantesco. Solo de partituras del siglo XVII hay más de mil, y el total supera las 14.000.

Se celebra el 250 aniversario de la muerte del compositor aragonés José Nebra, cuyo material, precisamente, ha ayudado usted a recuperar.

Si miramos la época de Nebra, a principios del siglo XVIII, casi todos sus compositores quedaron olvidados y fue tarea de los investigadores descubrir su influencia, recuperar su música... Fíjese que Juan Sebastián Bach cayó también en el olvido y solo con el auge del romanticismo en el siglo XIX se volvió a conocer su música. Lo mismo pasó con José Nebra, cuya figura también recuperó un musicólogo en el XIX.

Precisamente, se recordó la figura de Nebra ayer en el Festival de Música Antigua de Daroca con un concierto homenaje de Los Músicos de su Alteza.

Ponemos así nuestro grano de arena en las celebraciones. Pudimos, además, interpretar dos partituras que acabamos de sacar del archivo, un fragmento de un auto sacramental que se recuperó hace 11 años pero que aún no se había interpretado y un villancico que solo se ha tocado una vez.

¿Termina así su aportación al aniversario?

No, aún quedan algunas piezas por ver la luz, como una publicación de manuscritos o lo que será el plato fuerte, la edición y montaje de una ópera inédita de Nebra. Una ópera de un acto que se estrenó en 1729, titulada ‘Venus y Adonis’ y que representaremos el 8 de noviembre en la Sala Mozart y días después, el 18 de noviembre, en la Sala Sinfónica del Auditorio de Madrid.

El Festival de Daroca cumple 40 años y ya es el más longevo en su estilo en toda España. ¿Es Aragón un espacio especial para este tipo de investigaciones?

Sí, Aragón ha sido pionero en la recuperación de la música antigua, gracias a tres figuras, como José Luis González Uriol, gran investigador y maestro de varias generaciones; el musicólogo Pedro Calahorra y el esfuerzo de José Vicente González Valle, que fue director de la Escolanía de Infantes del Pilar.

Y la gente responde: en Daroca se agotan las localidades.

De esos mimbres, ha surgido este interés. Y lo más importante, la gente joven se ha interesado por la música antigua. Y han surgido otras propuestas, como el festival en el Camino de Santiago.

¿Por qué son los más jóvenes los interesados en esta música?

Por su componente de novedad. Aunque sea antigua, está por descubrir y su interpretación es un estreno. Y porque requiere de creatividad e imaginación para poder interpretarse.