El patrimonio románico de la Ribagorza, entre el olvido y la lucha por reivindicarse

Monumentos como Nuestra Señora de Burás o Santa María de Torm esperan salir del olvido.

El Románico de la Ribagorza es, en muchos casos, un tesoro por descubrir. Aunque algunos ejemplos notorios han sido puestos en valor en los últimos años, muchos monumentos esperan una última oportunidad antes de que la despoblación, y sobre todo el olvido, los sepulten para siempre. Solo la decidida actuación de las instituciones consigue salvar de la ruina a monumentos que han transitado por el siglo XX prácticamente olvidados. Es el caso de la iglesia de San Hilario de Buira, municipio de la Ribagorza oscense dependiente de Bonansa. Unas obras de urgencia emprendidas por la Diputación de Huesca, el Ayuntamiento de Bonansa y la DGA en 2015, han logrado sacar este templo de la Lista Roja del Patrimonio Histórico. Y no ha costado mucho, el presupuesto ha sido de poco más de 40.000 euros.

Edificado en el siglo XII, el templo es uno de los más bellos ejemplos del románico aragonés, aunque haya sufrido modificaciones en el transcurso de los siglos. La iglesia es de una nave, cubierta con bóveda de cañón, y cuenta a los pies con una gran torre campanario.

"En los últimos años se ha restaurado mucho patrimonio –señala María Lalaguna, jefa de obras de Prames, empresa que ha realizado la intervención– pero a veces se olvida algo importante, y es que estos monumentos no se conservan solos. Hay que hacer mantenimiento porque, si surge un problema y la reparación es inmediata, las obras apenas tienen coste".

San Hilario de Buira ha tenido la suerte de ver cómo las instituciones se aliaban para salvarla del ocaso, cuando se encontraba en un estado similar al que hoy presenta Nuestra Señora de Burás, en Castarné. El templo es de una nave y estaba cubierto originalmente con bóveda de cañón, actualmente hundida pero de la que aún se puede ver el arranque. La talla gótica de la Virgen de Burás fue quemada durante la guerra civil.

La falta de presupuesto

Recuperarla es posible, pero complicado. Castarné, aldea situada en una cima rocosa sobre el valle del Baliera, es uno de los 17 municipios integrados en Montanuy. La alcaldesa, Esther Cereza, confiesa su preocupación. "La ermita está en una situación de deterioro total –reconoce–. Vamos a apuntalarla y ya estamos buscando ayudas para las obras". Montanuy tiene un presupuesto anual de un millon de euros; cifra que en frío puede parecer elevada, aunque la realidad sea otra: "Somos 17 pueblos, separados por kilómetros de distancia y con muchísimos servicios que atender, no solo el agua y el alumbrado público. Son 18 iglesias, algunas de ellas cerradas, y varias ermitas. Más o menos cada dos años, y cuando hemos tenido permiso del arzobispado, hemos logrado arreglar una de ellas. Pero a todo no llegamos. Necesitamos la ayuda de otras instituciones".

Y entre el blanco (San Hilario de Buira) y el negro (Nuestra Señora de Burás) hay distintos tonos de gris. La ermita de Santa María de Torm, en el lugar de Santorens, Sopeira, es uno de ellos. Se trata de un pequeño templo del siglo XII, de planta cuadrada con un pequeño ábside. Sufre graves problemas de conservación desde hace años, y Apudepa denunció en 2010 su situación, alertando del peligro que corre. Se apuntaló su interior en 2013, y ahí está, esperando un golpe de suerte.

"Hicimos una consolidación precaria –señala María Lalaguna, pero hay que intervenir y rehabilitarla por completo". El alcalde de Sopeira, Javier Ariño, se lamenta de la situación en la que se encuentra el edificio: "Se consiguió que se apuntalara y por eso no se ha desplomado. Pero hay que hacer algo. La pura realidad es que es una ermita muy bonita pero en ruinas. Tenemos mucho patrimonio histórico pero estamos muy apartados de los centros de poder donde se toman las decisiones. Desde Zaragoza se priman monumentos importantes, como San Juan de la Peña, y nos dejan un poco abandonados. Nos sentimos impotentes porque no tenemos presupuesto suficiente para actuar. En Torm, por ejemplo, habrá que llevar en helicóptero los materiales necesarios para las obras, y esos costes no los podemos asumir ayuntamientos pequeños".

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