Antonio Sierra Pérez: "Felipe VI conoce el terreno que pisa, sabe de qué habla"

"Quemad viejos leños, leed viejos libros, bebed viejos vinos, tened viejos amigos...".

Bonita frase. Y buenos consejos, ya lo creo.

La cita es de Alfonso X el Sabio. Elogio, respeto y reconocimiento a la edad.

No hay mal que mil años dure... No es casual nuestra longevidad.

La Casa de Ganaderos acaba de cumplir ocho siglos, que no son mil años pero también es un rato largo. Algo están haciendo bien... Incluso han recibido el reconocimiento real.

Solo puedo tener palabras de gratitud, igual que para la distinción de esta misma semana de la Peña Solera. No tengo suficientes palabras para agradecer a todas las instituciones que nos honraron.

La historia y su reiteración cíclica: otro rey en la Casa de Ganaderos.

Así es. Que viniese el Jefe del Estado constituía una satisfacción. Si a ese hecho se añade que es el Rey de España y que la Casa de Ganaderos la fundó otro gran Rey, como Jaime I, además de satisfacción, es un orgullo.

¿Qué impresión le causó el Monarca?

Lo conozco desde el primer gobierno autonómico de Aragón, con Santiago Marraco, cuando fui consejero de Industria. Entonces, cuando era príncipe, y ahora más si cabe, tengo la impresión de que Felipe VI conoce el terreno que pisa, es decir, sabe de qué habla.

No es poco...

Por supuesto. Jaime I también fue un rey excepcional de la Casa de Aragón. Él nos otorgó la jurisdicción criminal en 1218.

¿Ha dicho jurisdicción criminal?

Sí. La Casa de Ganaderos podía administrar justicia directamente por delegación del rey. Por tanto, nuestras sentencias era inapelables en todos los pleitos relacionados con la ganadería o que tuvieran implicación de ganaderos. Nuestra entidad administró justicia criminal hasta 1704, con la abolición de los fueros, y mantuvo la justicia civil hasta que fue retirada por Fernando VII en 1828. Este privilegio era excepcional y marcó nuestro desarrollo.

Ya lo creo...

Tan excepcional era que se tomó la decisión de instalar el archivo en la calle de San Andrés de Zaragoza guardado por tres llaves diferentes: una la conservaba el Justicia de Ganaderos, otra el vicepresidente, y una tercera, el párroco de San Pablo. De tal forma que, cuando alguien quería consultar un documento, tenían que reunir a esas tres personas para abrir, consultar y volver a cerrar.

¿Tenían más privilegios?

Sí, el de pontazgo: poder pasar los rebaños por el puente de Piedra, el único 80 kilómetros arriba y abajo del Ebro en ese tiempo. Y el de pastura universal, por el que los animales podían pastar sin pago en Aragón. Se generó una actividad económica extraordinaria. Somos la empresa más antigua no solo de Aragón, sino de España, y la cuarta de Europa.

¿Cuáles son más longevas?

Según un estudio de una consultora norteamericana, que allí son muy dados a valorar estos datos, la más antigua es un castillo francés que vende vinos desde finales del siglo XII; y después, una antigua posada alemana y una empresa de fundición de campanas de Roma de 1208.

En un teórico PIB del siglo XIII, ¿qué representaría la Casa de Ganaderos en ese tiempo?

Podríamos hablar de unos datos semejantes al impacto de la llegada de Opel. La inercia fue enorme: en el siglo XVII, Zaragoza tenía 20.000 habitantes y medio millón de cabezas de ganado.

Ocho siglos después, el PIB agropecuario sigue siendo básico en la economía aragonesa.

Es positivo que el sector disfrute de esta incidencia. Pero también desvela que el desarrollo de la industria puede ser mayor. El hecho de que el Rey reconociera asimismo la trayectoria de una firma como Pikolin también hay que considerarlo. Sería muy bueno para Aragón que hubiera más exponentes empresariales como el de Pikolin.