Bigott y su 'Candy Valley': el noveno ve la luz en Principal tras epatar en Las Armas

El zaragozano repasa hoy los temas de su último álbum, grabado en Los Ángeles y editado hace tres meses.

Imagen promocional de Borja Laudo para 'Candy Valley'.
Imagen promocional de Borja Laudo para 'Candy Valley'.
Marcos Cebrián

Cualquiera que se pasara por el bar Bacharach en los primeros años del presente milenio, y mirase al final de la barra, podía intuir que el mostachudo personaje que se aposentaba allá haría algo inusual con su vida. La música fue el camino (uno de ellos) para que esta prejuiciada percepción se hiciera realidad.

Nueve discos y mil plazas conquistadas más tarde, ya lejanos (2006) los recordados albores de su carrera en solitario con el álbum ‘That Sentimental Sandwich’ y tras colaboraciones diversas con otros vates de la ciudad, Borja Laudo (Bigott en el universo musical) necesita poca presentación en el mundillo del pop nacional, sección independiente, en el lado menos prostituido del término. Con el respaldo de la firma Born Music! y Eduardo Pérez en las contrataciones y la promoción, Bigott se maneja como pez en el agua en el proceloso mundo de la música profesional como lo haría el más cuerdo de los orates: disfrutando al máximo, incluso si el camino incluye una máquina de pedos en mitad de una entrevista.

Hablamos de un artista con el molde roto. Siempre ha hecho lo que le ha dado la gana a lo largo y ancho de su trayectoria profesional, ha sabido rodearse de buena compañía en la singladura (empezando por su pareja, Clarín) y no ha necesitado de quijotadas o autoafirmaciones en voz alta para dejar claro que no copia a nadie, tampoco reniega de casi nadie ni se esfuerza por ser el perro verde en una camada gris. Simple e indiscutiblemente, lo es. Le sale natural.

Este jueves por la noche, sobre las tablas del Principal, a Borja le acompañarán la mentada Clarín, Cristian Barros (Picore) y Juan Gracia de My Expansive Awareness, que ya lleva más de un año siendo el batería de la banda. El disco se presentó con un concierto en Las Armas hace mes y medio; este jueves, las canciones de ‘Candy Valley’ serán el plato fuerte del menú.

Temas cortos y sustanciosos

A excepción del cierre del álbum, ‘Stranger Eyes’, que se va a los cuatro minutos y medio, ninguna de las ocho piezas supera los dos minutos y medio. También hay un divertimento guitarrero de 29 segundos, ‘No Farelo’, mechado en el centro de un conjunto de obras tan crudas y breves como sedosas. El trabajo se grabó en Los Ángeles con Izak Arida, de The Memories, y tuvo como adelanto el tema ‘Don’t Stop The Dance’. Lo acompañó con un descacharrante vídeo en el que se veía a Borja bailando por diferentes puntos de Zaragoza, desde las calles del Casco a la rampa mecánica de ciertos grandes almacenes.

En el resto del arsenal, con salvedades como la hipnótica ‘Atmosphere’ –quizá el mejor corte del disco– dominan las canciones de piano bar psicodélico, uno en el que Barry Manilow y Alex Chilton podrían compartir cartel y guiar juntos a los presentes en un viaje de carretera sin baches ni frenazos, flotando a diez centímetros del suelo por toda la Costa Azul, desde Cagnes-Sur-Mer hasta Cap Ferrat, dejando Saint Tropez para las hordas guiadas por ‘influencers’. Las historias nacaradas, llenas de frases arquetípicas, serían la gasolina del vehículo.

Los directos

El que no ha asistido a un concierto de Bigott no se hace a la idea de la atmósfera creada por el artista y sus compinches. El esquema decadente enmarca una apuesta por el gozo; los cuatro esforzados, con el capitán a la cabeza, parecen tener claro que la única manera de divertir a la gente es pasárselo muy, muy bien sobre el escenario. Y allá van, sin cortapisas, alargando y acortando las canciones según pide el cuerpo, interactuando con el personal o rebajando el tono empático sin grandes aspavientos.

Desde que el nuevo disco saliera a la calle, la gira les ha llevado por media España, con paradas tan significativas como la de la semana pasada en la sala Be Good de Barcelona: tres noches seguidas, de jueves a sábado, y tres fiestas de primer orden que dejaron a los presentes con ganas de más. Porque la cosa no para: mañana estarán en Dabadabadá, santuario donostiarra del disfrute musical, y el sábado se les podrá ver en Manresa, dentro del cartel del Faba Fest. El fin de semana siguiente estarán en el Pops Maritims de Valencia y en la sala Caribou de Albacete, y ya se ha anunciado su presencia en el Vive Nigrán gallego en julio, entre otras citas.

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