Un viaje a los textos de adolescencia de Sender

El matemático zaragozano Pedro J. Miana identifica y estudia las colaboraciones del escritor con la revista semanal barcelonesa ‘Charlot’ en los años 1917 y 1918.

Una revista de éxito, con colaboradores aragoneses. Portada del primer número de 'Charlot' de 26 de febrero de 1916.
Un viaje a los textos de adolescencia de Sender

Iban dos por la calle y, al ver a un hombre sucio, jorobado, muy feo, no pudieron menos de exclamar:

–Fíjate qué hombre. Se parece a Esopo.

Oyólo el contrahecho, y al momento contestó:

–Sí, me parezco a Esopo, pero aún no habéis encontrado el principal motivo.

–¿Cuál?

–Que hago hablar a los animales".

Este chascarrillo, aunque bastante soso, y aun incorrecto a los ojos de hoy en día, es un chiste. Y tiene un valor especial por haber sido publicado en la revista ‘Charlot’ por un jovencísimo Ramón J. Sender. Mediaba el año 1917 cuando el escritor aragonés, que en su primera colaboración con la revista (21 de abril de 1917) firmaba como Sendercito, publicaba este chiste. Eran sus primeros pasos como escritor.

Unos primeros pasos de los que cada vez se sabe más. Varios especialistas habían señalado ya que el autor de Chalamera de Cinca escribió guiones para los tebeos de ‘Cocoliche y Tragavientos’ en la citada revista. Pero, ahora, un matemático de la Universidad de Zaragoza, Pedro J. Miana, ha descubierto una decena de textos que aparecieron en ‘Charlot’, y que hasta ahora no se les había prestado la debida atención. Se cumplen, además, cien años de su publicación. ¿Qué hace un matemático aragonés zambulléndose en las procelosas aguas de la literatura?

"Pues llegué a estos textos de Sender un poco por casualidad –relata Miana–. Estaba investigando la biografía del matemático Zoel García de Galdeano (1846-1924), navarro de nacimiento pero que desarrolló la mayor parte de su vida profesional en Zaragoza. Fue una figura clave en la matemática moderna. Murió sin herederos y lo legó todo a la Facultad de Ciencias de nuestra universidad y a un sobrino, Miguel Navarrete, que fue el fundador de un semanario humorístico en Barcelona, ‘Charlot’. Y esa publicación, en cuyas páginas colaboraban muchos aragoneses, me llamó la atención".

Que Sender había colaborado allí se sabía por distintas fuentes. Lo aseguraba Max Aub en sus ‘Conversaciones con Luis Buñuel’. También Jesús Vived Mairal, en su biografía de Sender, comenta sus colaboraciones en las historietas de ‘Cocoliche y Tragavientos’ y menciona la revista ‘Charlot’. Y recientemente el especialista Javier Barreiro rescató seis de los cómics de la serie ‘Infancia y Juventud de Cocoliche y Tragavientos’, publicados con Sender de guionista.

Recursos digitales

"La publicación ha sido bastante rara hasta hace poco tiempo –añade Miana– porque se imprimió en papel de mala calidad y apenas han sobrevivido ejemplares. Además, el periodo de juventud de Sender es bastante desconocido y seguramente quedan algunas cosas aún por descubrir. Era un escritor muy crítico con su obra, y ‘olvidó’ intencionadamente trabajos a los que no concedió importancia con el paso de los años. Pero el ayuntamiento de la capital de España, a través de su web ‘Memoria de Madrid’ (http://www.memoriademadrid.es) permite consultar digitalmente los 86 primeros ejemplares de ‘Charlot’. Y ahí, revisándolos detenidamente, aparecen las colaboraciones de Sender". Miana, que publicará próximamente un artículo sobre estas colaboraciones tempranas de Sender en la revista ‘Alazet’, del Instituto de Estudios Altoaragoneses, encontró otras tres colaboraciones del autor de ‘Imán’ en el portal Tebeosfera (www.tebeosfera.com), donde se pueden consultar más de la mitad de los números de ‘Charlot’.

"Establecí además contacto con la familia de Navarrete, que me contó cosas de él y pude completar la investigación", subraya Miana. Miguel Navarrete fue un ilustrador famoso en la Barcelona de finales del XIX. Trabajó para revistas como ‘Álbum Salón’ o ‘Pluma y Lápiz’, e ilustró algunos de los grandes novelones de la época, como ‘Los ángeles sin pan’, del valenciano Luis de Val.

El primer número de ‘Charlot’ salió a la venta el 26 de febrero de 1916 y se publicó durante más de ocho años, hasta agosto de 1924. El nombre de Navarrete como director y propietario no aparece en la publicación hasta su número 12 (13 de mayo de 1916). La publicación fue un éxito nacional, y eso hizo que se lanzaran suplementos y almanaques, y que personajes como los detectives ‘Cocoliche y Tragavientos’ pudieran tener publicación propia.

¿Cómo llegó Sender a la revista? Pedro J. Miana ha descubierto que en la sección de cartas de los lectores del número del 21 de abril de 1917 apareció este suelto: "Sendercito: es tanto el original que nos envían, que nos vemos imposibilitados de complacer a todos, pero procuraremos ir contestando buenamente". Es decir, que poco después de cumplir los 16 años Sender ya enviaba originales a la revista buscando su publicación. Entonces estudiaba en el Instituto General y Técnico de Zaragoza, al tiempo que trabajaba de mancebo de botica en la calle de San Pablo a cambio de quince pesetas al mes, dormitorio en la rebotica y tiempo por las mañanas para asistir al Instituto. Su familia llevaba ya casi un año en Caspe, donde su padre había tomado posesión como secretario del Ayuntamiento.

Guionista de historietas

Sender, entonces, ya había publicado varios artículos en dos publicaciones periodísticas zaragozanas, ‘La Crónica de Aragón’ y ‘El Pilar’. Su primera colaboración en ‘Charlot’, titulada ‘Tenía que ser’, apareció el 5 de mayo de 1917 firmada como Sendercito.

"Quizá su colaboración más importante fue la que publicó en los números 76, 77 y 78 de la revista –señala Miana–. Es un relato titulado ‘Aventuras de un inglés en el Polo Norte’, en el que el protagonista, Romualdo, es un cobrador de contribuciones y acaba secuestrado por el dueño de un bar, el Polo Norte. Es una aventura disparatada pero muy significativa".

El 13 de octubre de 1917 se avisó de que se publicaría una serie corta de cuadernos infantiles, ‘Infancia y juventud de Cocoliche y Tragavientos’, con guión de ‘Sendercito’ y dibujos de C. Rojo, Zamba y T. Gringo. "Escribió esos guiones en el otoño de 1917", apunta Miana. La colaboración continuó en 1918. El último texto que ha localizado Miana es ‘Babil Onia’, un relato protagonizado por un pescador aficionado que, sin saberlo, saca de un lago el cadáver de su casero. Los suyos eran textos de un humor especial.

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