Entrevista

"Escribir libros me sirve para conocerme a mí mismo. Solo si escribo sé lo que pienso"

El escritor Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) publica la novela 'Entresuelo' (Mondadori) en la que narra la historia de su familia a través de varias generaciones.

Daniel Gascón
"Escribir libros me sirve para conocerme a mí mismo. Solo si escribo sé lo que pienso"

Ha publicado varios libros pero esta es su primera novela autobiográfica...

Había publicado tres libros de cuentos y esta es la primera vez que me decido a contar una sola historia: la vida de tres generaciones de la familia de mi madre (la de mis abuelos, la de mi madre y mis tíos, y la mía). El libro cuenta cosas de gente cercana a mí. Y al final, al retratar a la gente que quieres y que te rodea, cuentas muchas cosas de tu vida, pero sobre todo acabas mostrando quién eres porque enseñas lo más importante: tu manera de ver las cosas.


¿En qué se parece o en qué difiere 'Entresuelo' de los anteriores?

Aquí cuento una sola historia. Sale el mundo rural, que antes aparecía menos. Tiene más humor y menos ironía. Hablo menos de jóvenes urbanos y más de la historia de mi familia, que va desde un pueblo de Teruel a Zaragoza, con algunas paradas en Galicia, la Comunidad Valenciana y Nueva Zelanda. Aparecen tres generaciones y se extiende a lo largo de varias décadas. En este libro no me importa mostrar los sentimientos. Y al mismo tiempo he querido que fuera un libro rápido, breve, con cierto espíritu de juego y diversión.


En 'Entresuelo' habla de un piso familiar en el ensanche zaragozano...

Es el piso de mis abuelos. Mi abuelo, que venía de Ejulve, un pueblo de Teruel, en las estribaciones del Maestrazgo, vino a Zaragoza y tuvo diversos trabajos. Revendiendo chatarra de las obras de preparación de la base estadounidense consiguió dinero para pagar la entrada de la mitad del piso. Así se pudo casar con mi abuela (cuyo padre pagó la otra mitad de la entrada) y los dos vinieron a Zaragoza, a vivir en esa casa. Yo iba mucho de pequeño. A los catorce años, cuando debía empezar el instituto, me fui a vivir al entresuelo (mi madre es médico rural y vivíamos en un pueblo donde no había entresuelo). Más tarde, cuando me fui a vivir con mi novia, mi abuela nos dejó el piso. Y yo pensé que ese espacio, que había sido tan importante en mi vida y por el que había pasado tanta gente distinta (parientes, gente del pueblo, amigos de mis tíos), podría ser la forma de contar la historia de la familia. A veces en el libro salgo un poco del piso, cuento cosas de Cantavieja o Ejulve o el Parque Grande, pero el 'Entresuelo' es el punto de referencia.


También relata el primer encuentro amoroso de sus bisabuelos...

Fue un primer encuentro que tuvo bastante de desencuentro. A mi bisabuela nadie le había contado de qué iba aquello. Parece que su marido tampoco. Cuando mi bisabuelo se le echó encima, mi bisabuela gritó ?Ay, madre, que me matan?, y se escapó. Buena parte del pueblo se pasó toda la noche buscándola.


Utiliza la primera persona y acostumbra a relatar sus propias vivencias. ¿Considera que en lo cercano residen las historias más sorprendentes?

Con la primera persona me siento cómodo. Me parece que, cuando cuentas bien lo particular, llegas a todas partes. Lo individual bien contado es interesante y, como los humanos nos parecemos, puede llegar a ser universal. A mí me emocionan historias íntimas de indios norteamericanos como Sherman Alexie, de italianas como Natalia Ginzburg, de autores de Montemolín como Rodolfo Notivol, de un madrileño tan aragonés como Miguel Mena, de checos como Bohumil Hrabal u oscenses como Ismael Grasa? Creo que ese es uno de los grandes valores de la literatura: permite la indagación de uno mismo, la exploración de las diferencias y las aristas, y al mismo tiempo permite descubrir experiencias comunes y reconocibles: entendernos mejor a nosotros y compartir algo con los demás.


¿Se plantea emplear otra voz para adentrarse en nuevas ficciones?

Sí, por supuesto. Aun así, he escrito muchos cuentos en tercera persona, algunos en segunda. Y esta voz de 'Entresuelo' no es exactamente la misma que había en otros de mis cuentos. Además, en 'Entresuelo', más que una voz, está el punto de vista. Ese punto de vista muestra muchas voces: me gusta incluir cuentos y chistes que contaba mi abuelo, anécdotas que contaban mis tías, textos que han escrito mi padre o mi hermana, fragmentos que escribí en otros momentos de mi vida. Predomina mi voz, pero el libro también tiene algo de collage de voces.


Es autor junto a Jonás Trueba, del guión de 'Todas las canciones hablan de mí', ¿volvería a escribir para cine?

Fue una gran experiencia. Lo que más me gusta en la vida es aprender y nunca aprendo más que cuando estoy con Jonás Trueba. Escribir, visitar el rodaje, verlo en la sala de montaje con Marta Velasco y observar el resultado final fue estupendo. Me encantaría escribir más películas, claro.


¿Qué hace falta para reescribir el éxito de la industria cinematográfica en España?

Hay problemas claros: el sistema de financiación que convierte a las televisiones en productoras y potencia un solo tipo de cine, la subida del IVA y un cambio en la forma de ver las películas, la piratería, la extensión del tópico que pretende hablar del ?cine español? como si fuera una cosa homogénea y uniforme. No sé cómo arreglar los problemas de la industria cinematográfica en España. Pero sí sé que en nuestro país se están haciendo películas muy interesantes y muy diferentes. Artísticamente, es un gran momento: en los últimos meses se han hecho películas como 'El muerto y ser feliz', 'La herida', 'Los ilusos', 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', 'Mapa' y muchas otras que no tienen su espacio en los circuitos comerciales. Sería estupendo que instituciones como las filmotecas decidieran programar esas películas: sería bueno para el público, para el cine y para una ciudad como Zaragoza.


Hace poco publicó una crítica 'A la contra' sobre el filme francés 'Amélie'... ¿tan mala película le parece?

Me parece peor de lo que decía en la crítica.


Con cinco nominaciones a los Óscar y más de medio centenar de premios en festivales internacionales algo tendría...

Quizá me equivoque, pero es posible que no sea el único ejemplo de la historia del arte de una obra mala que tiene éxito. En este caso, me lo explico porque era un producto muy bien concebido, sin que eso signifique sea necesariamente una buena película, y porque el kitsch y el trascendentalismo de antes de Selectividad siempre han tenido seguidores.


Escribir libros, ¿le sirve para conocerse a sí mismo y para que sus lectores conozcan más de usted?

Escribir libros me sirve para conocerme a mí mismo y sobre todo para conocer el mundo. Escribir me obliga a fijarme, a registrar lo que veo y a organizar mis ideas. Solo si escribo sé lo que pienso. La escritura (y la lectura) es lo que da sentido a mi vida. No me interesa contar cosas mías por una cuestión narcisista: quiero contar lo que me parece importante, y que puede ser también relevante para otras personas. Quiero contar cómo veo la vida, y ahí salgo yo de forma inevitable, pero lo que me interesa es la vida.


Como Albert Camus, ¿habla a la ligera de lo que ama?

Este libro cuenta una historia larga que abarca varias generaciones, donde se producen muertes, guerras y grandes transformaciones, y donde no renuncio a mostrar los sentimientos. Quería que estuviera todo eso, pero también me apetecía que fuera divertido y rápido, que no fuera enfático, que tuviera algo leve y natural. Esa era mi idea de ligereza.


En esta novela escribe sobre su familia pero también aborda algunos aspectos de la historia reciente de España...

En la vida de mis abuelos hay muchas cosas comunes a otras personas de su tiempo: la experiencia de la guerra civil, una posguerra miserable, el cierre de las minas, el traslado a la ciudad desde el campo, la economía informal, el trabajo para una gran empresa extranjera, la jubilación con el Estado de bienestar que se crea en las primeras décadas de la democracia. La generación siguiente, la de mis tíos y mis padres, vivió el cambio a la democracia y tuvo una visión más abierta y más laica. Mis abuelos eran primos segundos, solo fueron al colegio, vivían en un pueblo de Teruel. Sus hijos estudiaron en la universidad, se han casado con personas de otras comunidades autónomas o países, viven en distintas ciudades de España y Europa. Hay una gran transformación y, por parte de mis abuelos, una sorprendente capacidad de adaptación. No quería generalizar ni hacer un libro de historia, pero creo que esa trayectoria, con variaciones, tiene que ver con la que han vivido muchos españoles de esa generación.


Aun siendo 'Entresuelo', ¿tiene algo que ver su libro con 'Historia de una escalera'?

Quizá tendría que ver más con 'El pisito', porque a mi abuelo le gustaba el sentido del humor de Rafael Azcona? O, cambiando de altura, y con tantas visitas de familiares, con 'La gata sobre el tejado de zinc caliente'.