Música

"He vuelto a vivir con mis padres porque no puedo mantener una casa"

El músico madrileño Javier Álvarez interpreta este jueves sus grandes éxitos en el bar Galileo de la capital oscense.

El cantautor Javier Álvarez
"He vuelto a vivir con mis padres porque no puedo mantener una casa"
J. S.

Javier Álvarez, el músico madrileño imposible de etiquetar, se encuentra en la capital oscense dispuesto a vivir una segunda Edad del Porvenir. Con más años encima y la sabiduría que da el haberse mantenido siempre a pie de calle, como en sus comienzos en el parque de El Retiro, llega este jueves a las 22.00 al bar Galileo de Huesca, invitado por la asociación de escritores Aveletra, para presentar más de una década de éxitos, que incluyen un Premio Ondas (en 1995, al mejor artista revelación) y un Premio Nacional de la Música al mejor álbum alternativo (en 2010, por su trabajo, ‘Guerrero Álvarez, con letras del poeta extremeño Pablo Guerrero.


-Las etiquetas, pues, ¿mejor fuera?

-Se agradece la pregunta. Debería responder mejor con el estribillo de una de mis canciones: ‘Hay que jugar’. Las etiquetas, de alguna forma, también pueden ser útiles, porque tampoco nos podemos perder en el lenguaje, nos tenemos que comunicar y evidentemente, tenemos que ponerle nombre a las cosas, porque si no, nos volveríamos locos. Pero insisto, hay que jugar. Soy super fan de la imaginación. Por fortuna, me han educado con mucha libertad y apertura y fomentando mucho el juego y la imaginación, dos valores, en mi opinión, fundamentales en la educación de los niños. Ambos son también valores ligados a la falta de etiquetas.


-¿Falta imaginación, hoy en día?

-No, qué va. Nunca falta imaginación. Lo que sucede es que no interesa, al poder, no interesa socialmente. Yo creo que vamos sobrados de imaginación y que las crisis, precisamente, son periodos que alientan la imaginación, hacen despertar muchas cosas que están dormidas y precisamente, vivimos una etapa en la que la creatividad está a flor de piel. Hay muchas ideas, muchos estímulos y muchas ganas de hacer cosas buenas. Son periodos en los que pasa mal pero que hay que valorar como buenos.


-¿En tus conciertos (no tolera que le llamen de usted), se corean tanto tus últimos temas como ‘La edad del porvenir’?

-Hay gente que me para por la calle y me dice: ‘Tío, ¿qué pasa contigo, que hiciste dos discos y no volviste a hacer música?’. Y yo pienso, ¡Pero si no he parado! He hecho diez discos y nunca he desaparecido como dice por ahí alguna leyenda urbana. Mis primeros discos fueron muy promocionados y lógicamente, la gente las pide las que más. Pero también hay gente que te pide canciones nuevas y además, tengo un público fiel que cada vez es más mío.

Seguimos pues, en esa ‘Edad’

‘La edad del porvenir’ tuvo en su momento muchísimo éxito, recibí un premio Ondas por ese disco y llegó, incluso, a entrar en la lista Billboard, pero a mi en esa época no me daba la gana de reconocer que era un himno generacional, que era lo que me decían. Primero porque no tenía experiencia y segundo porque me parecía una responsabilidad muy grande. Tampoco me apetecía reconocer que era un cantautor. Entonces era un niñato inexperto. Ahora en cambio, con los años, sí que me da la gana reivindicarme como cantautor, porque como dice mi maestro, Luis Pastor, en su último disco, ¿Dónde están los cantautores? Ahora urgen. Llevamos unos años en los que se necesita alzar la voz y decir que sí o que no.


-¿Y el sentido de la letra -‘nos dictan todo, somos la edad del porvenir- es el mismo ahora que antes?

-Es exactamente el mismo. A mí me hace sentir igual. Para mí siempre ha habido esperanza y la habrá, se pongan las cosas como se pongan. Me empeño en ver el vaso a rebosar, de otra forma, sería todo muy triste. Cada día sale el sol. Una crisis no es ninguna tragedia, el propio término significa ‘cambio’ y el cambio, es bueno. Y te lo dicen cuando eres pequeño: cuando los huesos se están formando, duelen. O como cuando salen los dientes. Claro que duelen, pero es que es bueno tener dientes, hay que comer, hay que masticar.


-Como muchos otros españoles, has vuelto a casa con tus padres, ¿Cómo lo llevas?

-Lamento tener que darles la tabarra y no tengo suficientes palabras de agradecimiento para ellos. Me encanta estar con ellos ahora que no tengo sitio fijo para vivir, pero se debe también a la idea de que no quiero trabajar de otra cosa. Soy músico y la música está tan perjudicada que no me da para mantener una casa. No quiero trabajar de otra cosa y no porque se me vayan a caer los anillos, sino porque creo que no debería dirigir mi energía hacia otra cosa. Sería un pecado, al igual que lo sería rendirse. Hay que luchar por hacer los sueños realidad y si todos lo hiciéramos, creo que el mundo sería mejor.


-¿Y el futuro?

-Tengo varios proyectos. Tengo el disco ‘A’, el décimo, que no voy a grabar y que solo interpreto y hay también una página web, www.alvarezjavier.com en la que invito a cualquier persona del mundo a que me llame para mostrar este trabajo. Se trata de un trabajo que no va a existir en ningún soporte y que hago solo al atardecer para todo el que me lo pida. Se trata de un formato muy novedoso y que está teniendo mucho éxito.