MÚSICA

El festival Ritmo y Blues celebra sus doce más uno con Rockin' Johnny

Hoy arranca en Arbolé este ciclo itinerante que recorre de nuevo salas de todo Aragón. El guitarrista de Chicago actuará acompañado por la banda de Quique Gómez.

Rockin' Johnny actúa hoy en Teatro Arbolé.
El festival Ritmo y Blues celebra sus doce más uno con Rockin' Johnny
HERALDO

Ángel Nieto sumó un montón de títulos de motociclismo. Doce más uno, dice siempre, por aquello del gafe. El Festival Ritmo y Blues, que recorre Aragón cada año, tiene ya un punto en común con el campeonísimo zamorano: un número que para muchos es maldito y que, sin embargo, sabe a gloria.


El titánico esfuerzo de programar año tras año un ciclo de impacto minoritario en nuestro país (y por ende, en la Comunidad), con artistas ajenos a las radiofórmulas, los softwares de guitarras con botones e incluso los recopilatorios de género es tan difícil como negociar las curvas del circuito de Assen. Hoy, en el Teatro Arbolé (Parque del Agua, junto al puente del Tercer Milenio), ZZ Producciones presenta la apertura de esta XIII edición con Rockin' Johnny, uno de los guitarristas más respetados de Chicago (otra ciudad del viento, por cierto) acompañado de la banda madrileña de Quique Gómez. Será a las 21.00.


El estadounidense llevará sus diabluras a la medianoche oscense el viernes, en la sala Edén, y repetirá complicidad con la hora bruja el sábado en El Tozal turolense. Ambas salas recibirán en marzo y abril a los otros dos artistas del ciclo, Maraya Zydeco y The Healers. En esas citas, la parada zaragozana será en el Teatro de la Estación. Maraya Zydeco (10 de marzo en Zaragoza, 11 en Huesca, 12 en Teruel) es el nuevo proyecto de un viejo conocido del ciclo, Michael Lee Wolfe, e incluye a la acordeonista asturiana María Álvarez. The Healers, por su parte, es sinónimo del blues más feroz cocinado en los clubes neoyorquinos: una vieja aspiración del Ritmo y Blues que por fin se hace realidad, con el carismático cantante Thomas Bucknasty al frente. Estarán en Aragón del 7 al 9 de abril, en idéntico trasiego que Maraya Zydeco.

 

El bueno de Johnny

No es un chaval, pero tampoco un veterano. Su carrera en la escena de Chicago arranca allá por 1995, y desde el principio le llovieron los elogios: el más pinturero, compararle con un joven Buddy Guy. Tal paralelismo podía haber pesado como una losa en los hombros de un chico de South Carolina decidido a empaparse de blues hasta las cejas, pero se las ha arreglado bien. De hecho, es uno de los músicos de estudio más buscados del gremio y del género. Los lunes de residencia en el famoso Smoke Daddy Club abrieron la lata para Johnny, que se fue convirtiendo en un imán para nuevos adeptos al blues: de alguna manera, rejuveneció las audiencias, manteniendo al mismo tiempo el respeto de los veteranos. Además, sus guiños al funk y el swing ensanchan el repertorio en cantidad y variedad.