ARTE

La geometría colorista de Balagueró se adueña del Museo Ibercaja Camón Aznar

Una muestra con 38 pinturas y esculturas resume la trayectoria creativa del artista aragonés en los últimos seis años.

José Luis Balagueró, junto a algunas de las obras que muestra en Zaragoza.
La geometría colorista de Balagueró se adueña del Museo Ibercaja Camón Aznar
JOSé MIGUEL MARCO

Dominando las lágrimas por la emoción, José Luis Balagueró (Romanos, 1930), presentó ayer una gran muestra que resume los senderos artísticos que ha transitado en los últimos seis años. La exposición, que se inaugura hoy a las 19.30 en el Museo Ibercaja Camón Aznar, está integrada por 38 obras (31 pinturas y 7 esculturas), en las que resume lo que ha sido y es. "La pintura no existe si no es avanzando -explicaba ayer-, y hace falta coraje y paciencia para hacerla avanzar. Los pintores pueden dar luz a eso que puede nacer en un cuadro, solo hace falta algo de amistad, comprensión y un poco de imaginación".

La muestra puede visitarse hasta el 13 de marzo en el museo, y fue presentada por el artista, junto a Teresa Fernández, directora de la Obra Social de Ibercaja; y por Magdalena Lasala, responsable de Educación y Cultura de la caja de ahorros.

Con esta exposición, Ibercaja ha querido reconocer "la vida y trayectoria de Balagueró", subrayó Lasala, al tiempo que destacó que el artista "sigue teniendo la misma pasión e inquietud creativa que cuando comenzó".

Balagueró, de 80 años, lleva varias décadas afincado en Madrid pero ha sido un aragonés errante: ha vivido en París, Lille, Formentera, Madrid, Chinchón, Chicago, Nueva York... En todos los sitios ha aprendido algo -es de formación autodidacta-, y en todos los sitios ha dejado huella de su compromiso con el arte contemporáneo. "Me encuentro en un momento de mi vida en el que me siento muy libre trabajando -señala-. Cuando era más joven me decían que tenía que seguir buscando porque acabaría encontrándome a mi mismo. Ahora ya no tengo esa preocupación. En este momento me siento muy libre. Soy yo, y nadie pinta como yo. O al menos eso espero".

Con la inauguración de esta tarde se cierra un círculo temporal. Porque fue en 1956, hace ahora casi 55 años, cuando Balagueró realizó su primera exposición, celebrada en la sala de la Asociación de la Prensa. Era entonces un artista bien distinto al actual, puesto que buscaba su voz dentro de los lenguajes clásicos: el impresionismo, el expresionismo, el paisaje... Sus estancias en el extranjero, principalmente sus etapas de París y Estados Unidos, ampliaron sus horizontes hasta convertirse en referencia inexcusable del abstracto español del siglo XX. Desde el 75 a hoy ha mantenido una intensa vida cultural. Si en los años 60 fue uno de los creadores que apoyó a Fernando Zóbel en su proyecto para la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, en los 80 fue una de las figuras clave de la 'movida madrileña' en su apartado artístico: fue el artista elegido para inaugurar la ya célebre galería Moriarty.

Hoy, este creador, que se define como "un mañico con orgullo", sigue empeñado en trabajar y ahondar en su lenguaje propio. "No tiro nada a la basura, los restos de los materiales que utilizo, listones, trozos de madera... los guardo para emplearlos más adelante".

Para, con "amistad, comprensión y un poco de imaginación", dar luz a eso que puede nacer en un cuadro.