FESTIVAL DE CINE

'Vidas pequeñas' pone fin a la Seminci

La última película del director argentino Enrique Gabriel coloca el punto y final a la exhibición de películas en un festival que el sábado baja el telón.

El director argentino Enrique Gabriel.
La reflexión de 'Vidas pequeñas' pone fin a la Seminci
EFE

Una reflexión sobre el secreto de la felicidad en una sociedad dominada por el brillo, plasmada por el argentino Enrique Gabriel en 'Vidas pequeñas', ha puesto el punto y final a las proyecciones a concurso de la 55 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que se clausura el sábado.


Ha competido también 'The fourth portrait' ('Retrato número cuatro'), del taiwanés Chung-Mong Hong, un día antes de que el jurado emita su veredicto con la lectura del palmarés, donde el filme 'Incendies', del canadiense Denis Villeneuve, se perfila como uno de los firmes candidatos a la Espiga de Oro junto a 'Copie conforme', del iraní Abas Kiarostami, elogiado por la crítica.


'Vidas pequeñas', una producción estrictamente española, es un muestrario de perdedores resignados pero con la dignidad como divisa, que finalmente ha podido estrenar en Valladolid después de cinco años de penuria económica.


Seres truncados por el fracaso, abocados a la soledad y sometidos al arduo empeño de la supervivencia desfilan como en un carrusel a lo largo de este quinto largometraje de Enrique Gabriel (Buenos Aires, 1957), protagonizado por Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina, Alicia Borrachero, Roberto Enríquez y Ana Fernández.


"El siglo XX ha sido particularmente odioso en el sentido de haber impuesto la obsesión por el triunfo y la competencia", ha reflexionado el autor de "Krapatchouk" (1991), 'En la puta calle' (19397), 'Las huellas borradas' (1999) y 'Suspiros del corazón' (2006), quien se ha confesado "cansado y resentido" por las dificultades que tiene para llevar a puerto sus trabajos.


A la película, con un guión firmado por su madre, Lucía Lipschutz, "le ha pasado lo mismo lo mismo que a sus personajes, que en un momento dado se quedó sin dinero, lo cual no es ninguna novedad, pero la grandeza es que por fin está aquí", ha añadido el también fundador, en 1994, de la productora ATPIP (Ánimo, Todo Podría Ir Peor).


Este parece ser el lema o la divisa que campea en el frontispicio de Vistahermosa, el poblado de feriantes, saltimbanquis, dramaturgos venidos a menos y artistas de variedades que, engullidos por la modernidad, subsisten y protagonizan esta cinta de aroma barojiano y suburbial.


A este asentamiento, ubicado en la periferia de Madrid junto a una urbanización de lujo y formado por roulottes y cabañas prefabricadas, llega una joven galerista y diseñadora, fracasada y orgullosa (Ana Fernández), donde encuentra lo que no ha hallado en su otra vida: solidaridad, afecto, ternura, apoyo y tal vez amor.


"Vivimos en una sociedad que se deslumbra muy fácilmente con todo lo que brilla", ha reflexionado Enrique Gabriel acerca de ese compendio de vidas y personajes que confluyen en Vistahermosa, "llegados de lugares distantes, con sueños, fracasos y secretos, que buscan una posible felicidad en las pequeñas cosas".


Por su parte, el taiwanés Chung Mong-Hong ha presentado a concurso 'The Fourth Portrait' ('Retrato número cuatro'), su segundo largometraje de ficción, una historia de supervivencia en las calles de Taiwán para la cual ha escogido la vida de un niño de diez años que vive la muerte de su padre en la más absoluta soledad.


El pequeño comienza acostumbrarse a su nueva vida cuando aparece su madre, que le abandonó hace tiempo, para llevarle a su casa en compañía de su marido, un hombre desagradable y misterioso.


En este ambiente difícil y con una familia que no le presta atención, el protagonista se refugia en el dibujo y en un peculiar amigo que le mostrara la vida de un modo especial.


El director ha querido mostrar la historia de uno de tantos chicos que sobreviven en las calles de Taiwán unida a asuntos como la violencia doméstica, la falta de amor o la soledad.


Este trabajo, que reafirma al realizador taiwanés en el panorama cinematográfico de su país, ha conseguido los aplausos del público en la sexta y última jornada del certamen.


En 1993, Mong-Hong (Ping-Tong, 1965) comenzó a rodar cortometrajes como 'La Fuga' (1993), 'El exorcismo' (1994) y años después se dedicó a producir varios anuncios de televisión.


'Doctor', su primer documental fue rodado en 1996 y dio el salto al largometraje de ficción en 2008 con 'Parking'.