TURISMO Y PATRIMONIO

Nueva mecha para los molinos de Villafeliche

Patrimonio restaurará algunas de las más de 200 fábricas de pólvora que había en el siglo XVIII en la ribera del Jiloca.

Aspecto exterior del molino restaurado en 2003.
Nueva mecha para los molinos de Villafeliche
HERALDO

La ribera del Jiloca volverá a ser un polvorín. Pero para bien. Un polvorín turístico y patrimonial, que evocará su brillante pasado cuando con más de 200 molinos trabajando a destajo suministró de explosivos a una Zaragoza sitiada en la Guerra de la Independencia. Tan trascendente fue su papel que, incluso, se acuñó el dicho popular 'Arde mejor que la pólvora de Villafeliche'.

De todas aquellas fábricas, aún quedan en pie resquicios de un centenar y, en los próximos meses, la Dirección General de Patrimonio y el Ministerio de Cultura se han propuesto intervenir para consolidar sus estructuras y darles nuevo brío.

No se pueden recuperar todos los molinos porque, según se ha analizado, presentan distinto grado de conservación: prácticamente todos han perdido la cubierta y son muchos los que apenas conservan las paredes o los pavimentos. La intención es consolidar como restos arqueológicos unos 40, que se extienden a lo largo de la ribera del río Jiloca, para que el visitante pueda hacerse una idea de la importancia que durante siglos tuvo en la economía local este proceso fabril. Probablemente su episodio de mayor trascendencia fue el suministro a los defensores de los dos sitios zaragozanos en la Guerra de la Independencia y, aunque poco después -en 1830- Fernando VII cerró sus Reales Fábricas y condenó a Villafeliche al ostracismo, muchos vecinos continuaron el negocio de forma clandestina hasta entrados los años sesenta.

Hace siete años el Ayuntamiento de la localidad zaragozana rehabilitó uno de estos molinos y recuperó la maquinaria, convirtiéndolo en un pequeño centro de interpretación. Ahora, con el apoyo del Gobierno de Aragón, se buscan alternativas para intervenir y poner en valor los restos. "Los molinos están todos arruinados y cubiertos por vegetación excepto el que se ha reconstruido, pero forman toda una línea a lo largo del río que es relativamente fácil de recuperar", afirma Jaime Vicente, director general de Patrimonio.

Lo primero es emprender un proceso para determinar quiénes son los propietarios de las fincas en las que se ubican los molinos, con los que desde el siglo XVI en esta localidad se fabricaba pólvora. Hay restos en fincas privadas y otros en tierras cuya titularidad se desconoce "y es lo primero que hay que resolver para que, tanto nosotros como el Ministerio de Cultura a través del Plan Nacional de Arqueología Industrial, podamos intervenir", comenta Vicente.

Este proceso se quiere realizar en lo que queda de año, para después efectuar un estudio detallado y un diagnóstico de las necesidades de cada molino. Se redactará el proyecto de intervención global que contemplará la limpieza, excavación y consolidación de una cuarentena de estas construcciones. "La gente que vaya por ese recorrido por la orilla del río se podrá acercar y ver las distintas fases de conservación, hasta llegar al reconstruido, en el que también tenemos previsto intervenir", señala el director general de Patrimonio.

Desde hace años el Ayuntamiento de Villafeliche intenta que tanto la pólvora como la cerámica tengan un centro expositivo, por eso el alcalde, Agustín Caro, valora la actuación que se va llevar a cabo en unos molinos "que son únicos en España".

Entonces la pólvora se fabricaba en grandes complejos y con trabajadores que dependían del Estado, mientras que en Villafeliche se producía en centros casi artesanos de propiedad particular y bastaba con un responsable y un par de vigilantes. "Entre 1700 y 1800 este pueblo era el principal productor de las Reales Fábricas que, incluso, intentaron exportar a México, Filipinas o Perú", explica el edil. Con la pólvora se desarrolló también la cerámica y llegaron a existir 140 alfareros que hacían los envases en los que la transportaban un centenar de trajineros, con sus carros y sus mulas por todo el país. Patrimonio y Cultura se proponen ahora recuperar todo este legado, y los vecinos del pueblo confían en que el proyecto no se quede en pólvora mojada.