PRIMER ANIVERSARIO

Michael Jackson sigue siendo una mina de oro

El artista, que murió tras una extraña negligencia médica, ha ganado 1.000 millones de dólares después de morir y será candidato a los Grammy de este año.

'El ojo azul de Michael Jackson', uno de los retratos inéditos de Arno Bani que se subastarán en diciembre.
Michael Jackson sigue siendo una mina de oro

Hace un año, el mundo entero se quedaba estupefacto con la muerte de Michael Jackson. A los 50 años, tras una existencia tan intensa como atormentada, el chiquillo de Gary (Indiana) que dedicó al 'show business' el 80 por ciento de su vida dejaba de respirar por una negligencia médica. La tarea de la parca se dividió en dos: la primera parte fue una dosis extrema de propofol, anestéstico intravenoso con propiedades hipnóticas que se usa en cirugía o casos extremos de ansiedad e insomnio. La segunda, la falta de escrúpulos de su médico de confianza, Conrad Murray, quien al apercibirse de la fatal contingencia se preocupó más de limpiar las pruebas incriminatorias que de volcarse en la salvación de su paciente.


Murray responderá este verano ante el juez por estos hechos, aún no probados, pero fundamentados en la declaración de Antonio Álvarez, director de logística de la que iba a ser la gira del regreso de Jackson a los escenarios, 'This is it'. Álvarez llegó a la casa de Jackson en mitad del suceso, y desveló la prisa de Murray por escurrir el bulto antes de llamar a urgencias. La resolución del caso es lo de menos: la familia del artista (hijos, hermanos, padres) y el mundo de la música han perdido a Michael. La industria, que siempre da la bienvenida a las muertes trágicas de las estrellas por los réditos que dejan en sus arcas, saluda la memoria del genio con la sonrisa -auténtica, ojo- del que escucha el tintineo de las monedas, cual tío Gilito en plena bacanal contable.


Manantial de dólares

Las cifras no son pequeñas: 1.000 millones de dólares -810 millones de euros al cambio actual- en venta de discos, derechos de autor y contratos firmados por el fondo fiduciario que gestiona su patrimonio. Los años de penurias económicas derivadas de su alejamiento de los escenarios, combinado con los escándalos personales relacionados con las acusaciones de pederastia, llegan a su fin de manera póstuma. Su herencia se reparte en un 40 por ciento para los tres hijos que tuvo con la enfermera Debbie Rowe, otro tanto para la matriarca del clan, Katherine Jackson, y un 20 por ciento para varias obras de caridad. "Valía más muerto que vivo", dijo ayer su hermana Latoya, quien sostiene que fue "asesinado por dinero".


Además de ese capital, hay un acuerdo con Sony Music Entertainment que autoriza a la discográfica a desarrollar diez proyectos relacionados con 'Jacko' en los próximos siete años. El primero es un disco con descartes inéditos (que en el caso de Michael no serán exactamente rebordes de pan bimbo) que saldrá el próximo noviembre. Además, el fallecido artista es candidato seguro a varios Grammys por su álbum póstumo 'This is it'.


Jackson sigue siendo una marioneta del sistema después de muerto. Fue un tipo al que robaron su inocencia a fuerza de golpes, focos y miserias; un genio del canto, el baile y la composición que alcanzó la cima en la niñez con sus hermanos y la reconquistó en la veintena con dos de los mejores álbumes pop de la historia, 'Off the wall' y la gema del productor Quincy Jones, 'Thriller'. Un Peter Pan que lidió con rumores sobre su intimidad, decenas de cirugías plásticas, vitíligo, accidentes extraños y un cuadro psiquiátrico inabarcable que incluía evidentes problemas de identidad sexual, afefobia (miedo al contacto con humanos) e hipocondria. Un infeliz entrañable, que siempre será rey en el planeta Música.