FOTOGRAFÍA

César Lucas, testigo de una España en cambio permanente

César Lucas estaba allí. Siempre alerta y armado con su cámara, el fotógrafo no se perdió ningún acontecimiento clave de nuestra historia reciente. Lo demuestra la exposición 'El oficio de mirar' que recorre medio siglo de trabajo de este autodidacta de la fotografía, un maestro hecho a sí mismo que ha brillado en todos los géneros y que ha convertido sus instantáneas en iconos de nuestra memoria colectiva. Un César Lucas (Cantiveros, Ávila, 1941) que sonríe pícaro cuando se le llama maestro y que desgrana ufano explicaciones ante los hitos que congeló con sus cámaras. Cuando Ernesto 'Ché' Guevara paseó por un Madrid sin coches y adoquines en los 50, César Lucas estaba allí. También cuando Interviú revolucionó el mercado llevando a su portada una Marisol desnuda y con flor, tras la cámara estaba Lucas. El mismo César Lucas que retrató en 1976 a aquel niño bien con el puño en alto en una manifestación que es símbolo de la Transición, el final del golpe de Estado de Tejero en 1981, y el balcón del Hotel Palace un año después con unos triunfantes Felipe González y Alfonso Guerra.


Miguel Gómez, comisario de la exposición en la que colabora el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), lo ha tenido crudo para seleccionar apenas 130 imágenes entre la miles y miles del rico archivo de este excepcional testigo de nuestra historia. La selección puede verse en Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (antiguo cuartel del Conde Duque), hasta el próximo 10 de enero.

Dividida en seis secciones -Orígenes, Cine, Mitos de un país, Nuevos tiempos, Rostros y Recorridos- constituye el espejo más elocuente de la reciente historia de un país cambiante.


Del Rey abajo, de las grandes personalidades a los ciudadanos de a pie, ante el objetivo de Lucas han pasado en estas décadas todos los protagonistas de la política, la cultura, el cine, el deporte, la alta y baja sociedad, o la farándula. Una moviola que testifica los cambios radicales que hemos vivido desde 1960 hasta hoy, que remueve emociones y recuerdos en un mosaico en el que se mezclan los rostros más familiares del último medio siglo: la Familia Real, Felipe González, Julio Iglesias, Carmen Sevilla, Almodóvar, Buñuel, Berlanga, Camilo José Cela, Antoni Tàpies Concha Velasco, Paco de Lucía, Miguel Ríos, Alaska, Sara Montiel, Penélope Cruz, Dalí, la Duquesa de Alba, Eduardo Chillida, Fernando Fernán Gómez y un inacabable etcétera.


Cuarenta años después, con la memoria fresca, cuanta César Lucas como cuando fotografió a aquella Marisol lánguida y bellísima que sería portada de Interviú "me temblaban las piernas". "Nunca lo había contado, pero yo lo pasé peor que ella. Todo fue muy rápido y muy sencillo. Nos saludamos; le dije dónde debía colocarse. Se desnudó. Cogió la flor. y clic. Apenas hubo pose. Fue visto y no visto" explica este curtido fotógrafo que con aquella instantánea realizada en 1970 y publicada en 1976 hizo posible que la tirada pasara de cien mil a un millón de ejemplares e inauguró una nueva era en el mundo del papel cuché.


Oficio pasión y respeto


Después ha colocado Lucas ante su objetivo a todos los bellezones del país. Las mujeres más voluptuosas han pasado por su estudio y ha fijado sus curvas para casi dos centenares de portadas de Inteviú. Pero la gran virtud de Lucas es que pone la misma pasión y profesionalidad en un posado erótico que en un reportaje. "La actitud ha de ser la misma en la calle y en el estudio. Hay que poner oficio, pasión y respeto" dice Lucas.


Asegura que además de estar en el lugar adecuado en el momento justo, hay que estar muy atento "en tensión con los ojos bien abiertos para que el cerebro mande la señal de disparar al dedo en el instante decisivo". Él se fijó siempre en lo que hacían los grandes del oficio y aún tantos años después tiene una espinita clavada. "Me fijaba en las fotos elegantes que se paseaban por los museos y trataba de hacerlas igual, pero las mías sólo las paseaban por los quioscos".


Con sólo 17 años, una sesión de revelado en el laboratorio de uno amigo le hizo ver que "la fotografía era magia". Consiguió una cámara y aprendió a trompicones. "Entonces no había donde formarse, como ahora, y era obligatorio convertirse en autodidacta". Cuatro años después colocaba en 'Life' una foto de Miss Universo. Ya no pararía. Hizo portadas para Bunte, Paris Match y Stern. Por encargo de las grandes productoras retrató a toda estrella del cine que se dejó caer por aquí desde mediado de los cincuenta, de Katherine Hepburn a Brigitte Bardot, pasando por Sean Connery, Orson Welles Raquel Welch, Robert Mitchun, Clint Eastwood, Yul Brinner, Billy Wilder, Butser Keaton o un jovencísimo John Lennon, actor de paso por Almería.


Su oficio le permitió conocer a todo tipo de gente. Además de actores, a jefes de Estado, meretrices, genios, mendigos, aventureros, científicos, deportistas, cineastas, ladrones y obispos. "Esa es la gran riqueza de este oficio y algo que no se paga con dinero. Cada foto es testimonio de esa riqueza, de un acontecimiento vivido, una historia y una emoción" dice agradecido.


En el mundo del fotoperiodismo estuvo Lucas en las redacciones de Pueblo, El País y muchas publicaciones de Zeta, grupo en el que asumiría la dirección de fotografía. Creo la agencia Cosmo Press y ha publicado sus instantáneas en la práctica totalidad de los diarios y revistas de la España contemporánea, del ABC al Hola, pasando por Triunfo, Lecturas o Tiempo.